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Delenda est monarchia

Redacción




Felipe y Juan Carlos. /Foto: RTVE.es
Felipe y Juan Carlos. /Foto: RTVE.es

Enrique de Diego

El futuro de España no pasa por la monarquía –si tenía un proyecto, ha fracasado- sino por la República y lo que toca dilucidar es si será bolchevique, federal, unitaria, parlamentaria, presidencialista.

El final de la monarquía es evidente.

1.- Una parte del Parlamento es incapaz de doblegarse a la farsa y a los rituales formales de la casta depredadora. No se trata de un debate sobre la educación sino sobre el modelo de Estado. No depende de unas personas concretas sino que es una corriente profunda y creciente de la sociedad.

2.- La monarquía no sólo es incapaz de unificar, sino que divide; no sólo no es capaz de mantener la unidad de España, que es su función esencial, sino que la nación hace aguas por los cuatro costados y el separatismo no hace otra cosa que mostrarse más hiriente, altivo y levantisco

3.- Una Cataluña insurrecta sigue en proceso acelerado de secesión ante la debilidad de los poderes unitarios, que se han dedicado a financiar con dinero del contribuyente a la Generalitat y sus planes.

4.- El acuerdo en Vascongadas entre PNV y PSE, con la puerta abierta a la declaración como nación de tres territorios que son la cuna de España, infecta al PSOE, ya bastante deteriorado por la infiltración separatista a través del PSC.

5.- La división en el PSOE, y el surgimiento de Podemos, le inhabilita como alternativa dentro del turnismo que ha sido la pieza clave de la nueva restauración de la monarquía instaurada en el régimen de 1978.

6.- La detención arbitraria de Miguel Bernad, con su mantenimiento en prisión preventiva en niveles de tortura, muestra la debilidad de un Estado corroído y deslegitimado por la corrupción, que todavía se cree capaz de sostenerse mediante la persecución de la disidencia y la honradez. Toda España sabe que aún más grave que el caso Noòs es el caso Borbón, que afecta al monarca emérito, y del que una punta del iceberg son los 30 millones de euros depredados en comisiones por su barragana Corina.

7.- Ligar la defensa de la unidad de España a la Constitución y a la monarquía es tener la batalla perdida de antemano, porque los cánceres de nuestra unidad están en la Constitución y en Zarzuela, que han estado sistemáticamente cediendo y que montaron ese engendro monstruoso e insostenible de las autonomías.

Toca, pues, a los que amamos España redefinir posiciones y desarrollar un gran proyecto nacional unificador que pasa por una República presidencialista –elegida en circunscripción nacional única- con una descentralización efectiva y barata, eliminando el peso de las manos muertas autonómicas. Delenda est monarchia.