Luis Bru
La Generalitat catalana detectó fraude masivo en el cobro por población marroquí de la Renta Mínima de Inserción (RMI).
En 2011, cambio el sistema de pago, que era por transferencia bancaria, y remitió al domicilio un cheque nominativo a cada uno de los 34.000 beneficiarios. Nueve mil de los receptores de esa ayuda social vivían en Marruecos. Uno de los receptos de la ayuda era el imam integrista de Lleida, que se dedicaba a la mezquita y no entraba en sus planes buscar trabajo.
Pero más allá del fraude, la cuestión es si es moral y eficiente que población extranjera cobre una ayuda social sin haber contribuido nunca.