Virginia Montes
Donald Trump no es partidario de la OTAN. No está a favor de que Estados Unidos siga pagando la defensa europea frente a la ensoñación del peligro de Rusia como si el Muro de Berlín no hubiera caído y continuara la URSS.
El enemigo está en Arabia Saudí, en la financiación del wahabismo y del integrismo. Hay que frenar estas estrategias de sustitución de la población autóctona y de islamización subvencionada. La Turquía de Erdogan no puede ser tenida ni considerada como una aliada porque no lo es. El Mediterráneo no puede seguir siendo un cementerio y para ello hay que cerrar las fronteras a cal y canto.
Los mediocres y alelados dirigentes europeos actuales están de salida. Ángela Merkel hace tiempo que está acabada. La Unión Europea es un fracaso que necesita un retorno al Tratado de Roma y la Europa de las Patrias o uno a uno las naciones irán votando la salida.
Los partidos identitarios europeos que ya estaban en auge, van a conocer un nuevo impulso, con las dos principales potencias, Estados Unidos y Rusia, en esa onda. El plan Soros ha fracasado. Nunca tuvo ni pies ni cabeza, ni la más mínima ética.
España está especialmente fuera de juego, con todas las fuerzas políticas apostando histérica e histriónicamente –con Pablo Iglesias hablando de fascismo, ¡qué ignorante supino!- por Hillary Clinton, con Pedro Sánchez yendo a apoyarla, con Iñigo Errejón soltando banalidades de becario enchufado, con José Manuel García Margallo metiendo la pata hasta el corvejón.
No, España no se va a quedar fuera de la ola. Para eso está Rambla Libre.