AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Hillary se despide, con una derrota que «duele», deseando «éxito» a Trump

Redacción




Hillary Clinton ni dio la cara. /Foto: ramblalibre.com.
Hillary Clinton ni dio la cara. /Foto: ramblalibre.com.

Enrique de Diego

Al día siguiente, Hillary Clinton sacó fuerzas de flaqueza y cumplir con el rito de reconocer la derrota, que «duele«. Deseó que «Donald Trump sea un presidente de éxito«. Se mostró decepcionada pero llamó a sus seguidores a seguir luchado por «una América inclusiva«, indicando que la nación está «más dividida» de lo qu pensábamos.

El principio del fin pero que anuncia el fin. Hillary Clinton era la quintaesencia de toda esa mentira y esa ponzoña destructiva que entraña la corrección política: “celebrar la diversidad” para referirse a los conflictos raciales y migratorios, el amor a los niños pero postulando el aborto irrestricto en los nueve meses, el amor a las madres que abortan y que, por ende, no son madres. Los clichés negando la evidencia.

A lo largo de la noche electoral, ha habido bastantes referencias a una dialéctica ciudad-campo y universidad-campo. Los de la corrección política siempre se creen sus propias mentiras y se han creído esa consigna de los patanes incultos. Siempre he encontrado más sabiduría real en un agricultor, que sabe de cosas reales, que en un universitario al uso, que repite estereotipos absurdos implantados por sus docentes de la casta y que han perdido el espíritu crítico.

Para dar la vuelta a este mundo, dominado por la mentira y los intereses, que iba y va hacia el abismo, no hay que ceder nunca, ni un milímetro. Ni ante la dictadura mediática, ni ante la degradación de las mentes universitarias y, por supuesto, no ceder en el lenguaje. No preocuparse de la imagen e ir siempre al fondo de las cosas. El sentido común no ha sido abolido, ni la familia, el espíritu de sacrificio, la laboriosidad, el compromiso, la lealtad, el esfuerzo.

Hay que sacudirse, si alguien los tiene, complejos de culpa y razonar, pensar en las consecuencias de las medidas al margen de la abjuración del pensamiento que se trata de imponer.