Luis Bru
El psicópata brasileño de Pioz, que mató a sus tíos y a dos primos, de 4 y 1 año, le costará al contribuyente español 23.725 euros anuales. Como previsiblemente la condena será larga, se trata de un pésimo negocio para nuestras arcas.
El lector seguro que conoce todos los detalles de ese asesinato múltiple, porque las televisiones de la casta, sienten una pasión compulsiva por los sucesos, como una forma de entretenimiento y como una forma de multiplicarlos. Nosotros no vamos a dar ni su nombre.
La cuestión es que el degenerado asesino decidió tomar un avión y entregarse a la Policía española. De esa forma, evitaba ingresar en una cárcel brasileña, para hacerlo en una española, más confortable, en la que cada recluso cuesta al contribuyente 65 euros diarios.
Según un estudio del Consejo de Europa, de 2.012, España tiene una de las tasas más altas de población penitenciaria, 147,3 por 100.000 habitantes, sólo superada en países de nuestro entorno por Inglaterra, 148 por 100.000 habitantes, y lejos de las tasas de Alemania, 84,6, Holanda, 67,7, e Italia, 111,6.
También España es una de las naciones que más gasta por recluso, según ese estudio: 65 euros al día, 1.950 euros al mes, 23.725 al año.
Cuando se trata de condenados de las naciones de la Unión Europea, existen convenidos por los que es trasladado a cárceles de su país de origen, pero fuera de ese ámbito la medida se cumple en cárcel española, con el consiguiente coste para el contribuyente español.
El Presupuesto español para Instituciones Penitenciarias fue 1.538,5 millones de euros. Según fuentes de sindicatos de funcionarios de prisiones, “en cada cárcel española, cumplen condena presos de los cinco continentes y de todas las nacionalidades”. No se ofrecen estadísticas, por la corrección política, del porcentaje de presos extranjeros, inmigrantes. Las fuentes sindicales consultadas por Rambla Libre lo sitúan cerca del 30%.
Dos meses antes de terminar la medida, son deportados, pero eso establece un incentivo a un efecto perverso: no pocos de esos reclusos consideran rentable mantener una actitud violenta en las cárceles y acumular delitos. Un senegalés, El Mendi, agredió la semana pasada a cinco funcionarios de prisiones en el Hospital Psiquiátrico de Sevilla. Acumula un historial agresivo. Tiene tres comidas aseguradas, lo que en Senegal no siempre se produce. Están presupuestados 78 millones de euros para comida, 64,5 para gastos sanitarios, 44 millones para electricidad, gas, combustibles y 9 millones para agua.