Luis Bru
RTVE siempre ha sido el juguete, el aparato de propaganda del Gobierno, pero con José Antonio Sánchez esa tendencia ha sido elevado a cotas insuperables, al tiempo que la audiencia ha bajado a los niveles más bajos.
Según ha podido saber Rambla Libre de fuentes cercanas a Moncloa, José Antonio Sánchez ha pedido ser relevado ya. Teme que se convierta en el objetivo a batir de unos partidos que están cansados de su manipulación. Una de las primeras medidas en las que todos están de acuerdo es en cambiar el modo de elección del presidente de RTVE y volver al sistema antiguo, en el que eran necesarios los dos tercios de los votos, mientras ahora basta con la mayoría absoluta.
Sánchez confesó en sede parlamentaria ser un corrupto que mientras trabajaba en Abc –es un hombre del acosador baboso, Luis María Anson– cobraba en negro del PP, quizás para alimentar sus irreprimibles tendencias ludópatas.
Sánchez quiere irse y no le dejan porque en él las puertas giratorias están continuamente abiertas: está en excedencia en Telefónica, donde ocuparía un puesto directivo para cobrar sin hacer nada. Su primera intervención política relevante fue alojar en su apartamento de Benidorm a la concejala tránsfuga del PSOE que le dio el Ayuntamiento a Eduardo Zaplana y también era el hombre que acompañaba a Francisco Hernando El Pocero por la extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo para pedir créditos multimillonarios e incobrables.
Con el Gobierno del PP en funciones, José Antonio Sánchez ha funcionado como un autócrata, incrementado el sectarismo, acompañado en ello por el jefe de informativos José Antonio Álvarez Gundín, que ha creado una redacción pepera paralela. Mucha tela que cortar en RTVE.