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Votaría a Donald Trump con entusiasmo

Redacción




Donald Trump. /Foto: time.com.
Donald Trump. /Foto: time.com.

Enrique de Diego

Si fuera ciudadano norteamericano, votaría a Donald Trump y con entusiasmo, el que siempre me ha faltado en las diversas ocasiones que he depositado mi voto en las urnas.

De las tres etapas que la casta, el stablishment, el sistema usa contra sus detractores –ostracismo-silencio, ridiculización-criminalización, demolición personal- Donald Trump ha superado las dos primeras con nota. Muy pocos apostábamos por él. La tercera etapa está siendo tremenda: todos los medios al unísono, sin fisuras, sin límite deontológico alguno desarrollan un auténtica cruzada contra el enemigo público número uno, al que hay que abatir como sea y la gente se piense muy mucho hablar bien de él.

Y, sin embargo, lo que dice, lo que propone no es sólo lo que piensa –aunque esté proscrito decirlo, en esta dictadura mediática histérica- mucha gente, es que son las soluciones al atolladero, la salida a la peligrosa encrucijada en la que se encuentra la Humanidad.

Sería bueno colaborar con Rusia para acabar con Isis”, es una magnífica línea. No tiene sentido situar a Rusia como el enemigo, como obsesivamente hace la satánica Hillary, financiada por George Soros y la casa Saud.

Obama y Hillary han propiciado una matanza de cristianos superior a la de los primeros tiempos del cristianismo bajo los césares romanos.

Su política económica, bajando impuestos a las clases medias, es la acertada. Hay que frenar con claridad la inmigración invasiva so pena de provocar una catástrofe humanitaria colosal, planetaria. Es preciso volver al imperio de la Ley y al orden, sin elucubraciones verbales para ocultar la realidad. Existe un cruel y peligroso terrorismo islamista al que hay que combatir con claridad y contundencia, empezando por señalarlo, cosa que Hillary es incapaz, atenazada por sus groseros complejos de la corrección política.

Mientras todo es protección alrededor de Hillary, los medios actúan como una jauría sedienta de sangre contra Trump, quien está mostrando al mundo los lazos profundos a favor de los intereses destructivos del stablishment que hoy controlan los medios de comunicación.

En cada uno de los temas, Donald Trump da la solución correcta para hacer una América grande y marcar el camino a la decrépita Europa, pero eso pone en riesgo muchos intereses creados.

Trump ha tenido la osadía de enfrentarse a esas dictaduras mediáticas y de los poderosos. Es un vitalista y un patriota que ve en peligro su mundo, su civilización, y ha dado un paso que no tiene para él beneficio visible alguno y sí un elevado coste. Quiero mostrar mi agradecimiento a su coraje.

Está siendo sometido a una presión superlativa que sólo un hombre de su temperamento, de una fortaleza extraordinaria podría aguantar.

No es cierto que lo importante sean las formas; lo importante es siempre el fondo, también en democracia; por supuesto. Lo que está haciendo es una proeza.

Rambla Libre tiene muchos lectores de Estados Unidos. Me atrevo a animarles que voten por Donald Trump y que hagan campaña por él. Todos nos jugamos mucho. En este mundo en ruinas, Donald Trump es una esperanza, es casi la única esperanza.