AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Hillary Clinton, satánica: el compendio del mal

Redacción




Hillary Clinton, la bruja Hilaria. /Foto: político.com.
Hillary Clinton, la bruja Hilaria. /Foto: político.com.

Enrique de Diego

He visto los dos últimos debates de la carrera presidencial; en el más reciente, me he estado fijando en especial en Hillary Clinton. Me parece un personaje satánico. Es la primera vez, en mi vida, que utilizo ese adjetivo, pero no encuentro otro más preciso. Es un compendio del mal, maestra retórica de la corrección política y el relativismo moral.

Todo en ella es mentira, pero es muy capaz para mostrar revestido de un halo moral cuestiones claramente inmorales, en una transvaloración completa. Y hay cierta perfección en ese camuflaje inmundo.

Se refiere continuamente a su amor a los niños, a que quiere lo mejor para los niños, pero es una abortista irrestricta. Dice que nadie debe inmiscuirse en la madre que aborta, pero la que aborta no es madre; el término está groseramente mal utilizado. Se conduele con aparente sinceridad de la catástrofe humanitaria de Alepo, pero ella es una de sus principales causantes y la más firme partidaria de poner soldados sobre el terreno para acabar con Al Assad y provocar un nuevo desastre a lo libio.

Se presenta como feminista, reclama el voto de las mujeres por ser mujer, pero en su Fundación recibe cuantiosas donaciones de Arabia Saudí donde matar a la esposa no es delito y donde las mujeres tienen prohibido conducir y las mujeres no pueden salir solas a la calle.

Solidaria de chequera fácil: utilizó la tragedia de Haití para hacer negocio: contratos a cambio de donaciones a la Fundación Clinton.

Dice que no quiere fronteras abiertas pero al tiempo propone legalizar a los ilegales lo cual es un efecto llamada demoledor que destruye cualquier frontera.

No hay cuestión en la que no proponga el error y la degeneración moral, la ineficiencia y los efectos perversos pero todo ello revestido de una suave capa de moralina insustancial. Subirá los impuestos, la deuda, el déficit comercial y el paro, pero indicando todo lo contrario.

NO TE LO PIERDAS:   El peor presidente de RTVE quiere irse…a Telefónica

Es una ungida perfecta que muestra preocupación por el dolor humano, la marginalidad, pero cada uno de sus medidas los incrementa.

Me recordó al personaje tan interesante y bien descrito por Tolkien en El señor de los anillos, de Sarumán, “lengua de serpiente”, cuyo bello verbo captaba las voluntades y las debilitaba consiguiendo que cuando intervenían otros hablando desde la verdad su voz resultara estridente. Y Trump, con la verdad, acertado en el fondo, sonaba, en ocasiones, estridente.

Hubo un momento en que un escalofrío me recorrió la espalda. Fue cuando puso énfasis en que desde el comandante en jefe da la orden de usar el armamento nuclear hasta que se produce el ataque pasan sólo cuatro minutos. Saboreaba las palabras. Trataba de presentar a Trump como un peligro, pero su voz sonaba con esa frialdad de los corrompidos por el poder, como si una extraña emoción le recorriera el cuerpo. Trump es un hombre limpio, vitalista; la bruja Hilaria, como la llama Javier García Isac, es una mujer sucia de mente, que supura ambición oscura y corrupción patente. Ella sí es un peligro.

Luego está esa obsesión, extraña y desenfocada, por situar a Rusia y a Putin como los enemigos, incluso con más intensidad que en la guerra fría, que por no situarse en el marco de la realidad evidente, podría generar conflictos graves en caso de ser elegida presidente, por la tentación de inducir lo que no existe.

En un abrumador ejercicio de relativismo moral práctico, Obama ha puesto en marcha la ofensiva sobre Mosul –bienvenida sea- en el momento más conveniente para las aspiraciones presidenciales de Hillary, pretendiendo ocultar que la pérdida de Mosul fue la consecuencia de la política abandonista de Obama y Hillary, que son los padres putativos de Daesh, y los causantes de toda la convulsión mundial provocada por la pomposamente llamada primavera árabe, que no era otra cosa que financiar y apoyar al integrismo suní, al dictado de la degenerada casa Saud.

NO TE LO PIERDAS:   Recuperar el principio de autoridad: Reformar la Ley del Menor

Hillary tiene frases hechas, mantras, consignas, siempre con una dosis de moralina. Hay una recurrente: debemos “celebrar la diversidad”, cuyo significado es confuso, y falso si se tiene en cuenta que nunca la sociedad norteamericana había estado tan dividida, surcada por masacres y atentados provocados por el terrorismo islámico y por intensos conflictos de violencia racial.

En ese cúmulo de manipulaciones, Hillary Clinton ha logrado el nivel de la excelencia; parece la predicadora de una nueva moral que coincide, curiosamente, con la inmoralidad de siempre; presenta con afectada elegancia el mal como el bien y el bien como el mal. Acertó Trump en su comentario espontáneo de “¡qué mujer más desagradable!”. Lo es y mucho, en su sentido más profundo.

Los medios, al unísono, la protegen y se esfuerzan en hacerle el juego sucio y demoler a su contrincante. Es una elección amañada, con una campaña desigual y siendo la candidata de los poderosos, Hillary es capaz de negarlo. Está financiada por el financiero del mal relativista, George Soros, al que oportuna y certeramente citó en los dos debates Donald Trump. Y forma, Hillary, parte de su plan destructivo.

Las encuestas la dan como ganadora, lo que muestra hasta que punto ha avanzado el mal en la nación que fue la mayor potencia a favor de la libertad, desde los principios y valores morales absolutos, esos que Donald Trump está defendiendo contra viento y marea, contra las fuerzas oscuras de este mundo; esa moral natural sin la que la convivencia es imposible.

Hillary Clinton es satánica. El poder de las tinieblas se reviste de luz y, al tiempo, es el padre de la mentira.

El plan Soros puede fallar