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Así funciona la casta: el caso PRISA

Redacción




Juan Luis Cebrián, insensato sin escrúpulos. /foto: losreplicantes.com.
Juan Luis Cebrián, insensato sin escrúpulos. /foto: losreplicantes.com.

Miguel Sempere

Juan Luis Cebrián no está para llamar “insensato sin escrúpulos” a nadie. La deuda de PRISA es, sencillamente, estratosférica: 1.248 millones de euros y llegó a superar los 2.900 millones de euros. A pesar de esa situación objetiva de quiebra, Juan Luis Cebrián cobró en 2014 1,8 millones de euros, incluidos 259.000 euros de bonus. ¿Por qué? Se supone que por reducir la deuda.

¿Por qué no cierra PRISA con esas deudas, muy superiores, por ejemplo, a las 92 millones de euros que debe Intereconomía? La casta no funciona con las mismas reglas que el resto de ciudadanos; ellos son tiburones y el resto, sardinas. PRISA es un pilar básico de la casta en España –y del Club de Bildeberg- como se acaba de visualizar de nuevo con la caza al hombre de Pedro Sánchez. Así que los bancos “refinancian” la deuda –como a El Corte Inglés- lo que significa que cae sobre los pequeños ahorradores.

Luego se reduce la deuda con ventas a los oligopolios: Teléfonica le compró Digital +; el duopolio televisivo, Cuatro. La tecnoestructura de directivos es una casta en la que se protegen unos a otros, como un clan mafioso, y quien se pone en su camino –como Pedro Sánchez– ha firmado su sentencia de muerte civil y afrontará groseras campañas de desprestigio y demolición personales.

Parafraseando la vieja canción de Atahualpa Yupanqui, sus deudas son de nosotros, los bonus son de Cebrián, un desastroso gestor cuyo contrato llega hasta 2018, un amoral que sigue dando lecciones de moral.