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Elogio de Pedro Sánchez ante el harakiri del PSOE

Redacción




Pedro Sánchez. /Foto: ideal.es.
Pedro Sánchez. /Foto: ideal.es.

  Enrique de Diego

Pedro Sánchez ha demostrado tener algunas virtudes humanas en grado superlativo; una capacidad de resistencia fuera de lo común a la presión; fortaleza de ánimo para sobreponerse a las adversidades y para superar obstáculos.

Ha llevado a cabo dos campañas electorales contra mundi; en solitario. Sin apoyo alguno será describir la situación de manera benigna; con fuego amigo graneado y a discreción. No ha contado con el más mínimo respaldo de ninguno de los medios tradicionalmente adictos al PSOE y siempre con la insidiosa y tenaz inquina de El País, vocero del felipismo y de ese socialismo ajado y corrupto, de puertas giratorias y servilismo a los amos del mundo.

En todo momento, se ha sabido que ante cualquier debilidad caerían sobre él incluso los que se hacían una única foto para escenificar una ficción de unidad, como el caso notorio de Susana Díaz. ¿Debía dimitir? ¿Por qué? Ha conseguido –insisto, en solitario- de evitar el sorpasso de Podemos, que no lo ha creado él, sino que surge de errores de pasado, y de ese rechazo a las componendas de los felipistas enfangados de mierda –y de cal viva, en efecto, Pablo Iglesias llevaba razón- hasta más arriba de la coronilla.

Lo que ha hecho Pedro Sánchez, y por lo que se le pretender pasar factura en términos tales de linchamiento que más bien parece un martirio, ha sido anteponer los intereses de su partido –y los de España, tal y como él los ha concebido- a los suyos personales. Le hubiera sido fácil –basta ya de manipulaciones mostrencas y corcuerianas- ceder al felipismo –a la casta- y sumarse a la “gran coalición” para ocupar una vicepresidencia u optar por la abstención para que la casta le hubiera considerado uno de los suyos, en el clima mafioso en que esas cosas se mueven en España, para que hubiera tenido su futuro asegurado: un puesto de eurodiputado, una puerta giratoria, un par de consejos de administración en el Ibex 35 y toda la panoplia de privilegios con los que la casta premia a los serviles. Pero no ha querido un PSOE “subalterno” y supeditado al PP. Su error ha sido no haber tenido en cuenta sus intereses personales.

¿Es que alguno de los barones puede presentar en sus feudos resultados mejores a la media? ¿Es qué no están buscando un chivo expiatorio, y el más inocente, el menos responsable, de sus propios errores? ¿Es que el PSOE andaluz de los EREs y los cursos de formación, ahíto de cocaína con dinero público, no produce náuseas?

Lo que han dado es un golpe de mano antidemocrático: un secretario general que ha sido elegido por las bases en primarias ha de ser revocado por las bases en primarias. Es como si a Donald Trump le hubieran quitado de candidato en la convención republicana. El PSOE está perpetrando su harakiri, en directo beneficio del PP. ¿O es que no va a ser obscena la escena de un PSOE hecho trizas ofreciéndose al PP con la espalda doblada del lacayo? ¿Qué condiciones van a poner para tal nivel de entreguismo? Rajoy les dirá que sí y luego no hará nada.

Los llamados barones del PSOE –parece que les gusta tal terminología aristocrática- están llevando al suicidio colectivo al PSOE, cuyo crédito se está esfumando por momentos. ¿Es que se presentaron los socialistas a las elecciones para apoyar a Rajoy? Y ¿por qué ese miedo histérico a consultar a las bases?

Una cupulocracia al servicio de sus privilegios ha decidido ningunear a las bases y a los votantes con el mismo desprecio del caballo de Pavía.

¿No han pensado en proponer a Tejero como secretario general?