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¡La unidad de España está en peligro!

Redacción




No hay estadistas ni patriotas. /Foto: elconfidencialdigital.com,
No hay estadistas ni patriotas. /Foto: elconfidencialdigital.com,

Enrique de Diego

Tras cuarenta años de frivolidades, de nulo sentido de Estado, la situación de España es crítica. Lo es en lo económico donde la deuda supera el 100% y la hucha de las pensiones ha quedado menguada sin capacidad para pagar tres extraordinarias. La situación en aún más crítica en lo político: la unidad de la nación está en máximo e inminente peligro.

Lo está por el reto secesionista de la Generalitat catalana que no se ha parado imponiendo el imperio de la Ley, sino que se ha financiado con derramas absurdas del Fondo de Liquidez Autonómica para mantener a una Generalitat que ha entrado de lleno en el terreno del delito.

Es una tremenda broma macabra que se pretenda supeditar el Gobierno de España a cinco diputados del PNV, al separatismo vasco, y que eso se considere un bien en la histeria lacaya por mantener su status. ¡Pobre España tras cuarenta años de inmisericorde persecución del patriotismo y de saqueo a manos de una clase política corrupta, avariciosa y sin altura de miras!

El PNV está siendo claro: bilateralidad, nación. Es un precio inaceptable, que no debe ser ni considerado, ni ser tenido en cuenta, al margen de que, por suerte más que por desgracia, incluso esos cinco votos no valen.

¡Seriedad, señores! Ya sé que la Patria les importa una higa, pero se están jugando el puesto, al que tanto quieren.

El papanatismo democrático inoculado en mentes confusas y en personalidades irresponsables, incapaces de ver las consecuencias de sus actos, hace que no pocos consideren lo más normal del mundo que se abran las urnas y se vote. La cuestión es qué se vota.

Mientras Podemos degenera -culebrón de ex novios y ex novias, de ex amigos a los que les cae grande la responsabilidad- en una especie de amalgama de separatistas vergonzantes, que siguen a un pequeño césar que repite auténticas estulticias como plurinacionalidad o nación de naciones o derecho a decidir. Podemos renquea por falta de proyecto, por empanada mental, por ceremonia de la confusión, por batallitas de patio de colegio entre “pablistas” y “errejonistas” y tanias y ritas. ¡Un sainete! El falso derecho de autodeterminación no es abrir una urna, sino la misma caja de Pándora con todos sus peligros. ¡Ese referéndum no es posible porque no es legal y más todavía porque no es moral! ¿O es que alguien, en su sano juicio, sin las chorradas de cafetería de Facultad, se cree que los españoles serían respetados en esas nacioncillas? ¿Es que alguien es capaz de tener en cuenta que los separatistas catalanes reivindican el Reino de Valencia y las Islas Baleares? ¿Es que nadie percibe que el mapa del PNV están Navarra y parte de La Rioja?

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La unidad de España está peligro, ha entrado en zona crítica, está al límite. Y como sé que a esta clase política degenerada, a esta casta parasitaria eso le importa una higa y sólo piensan en sus intereses, que tengan en cuenta que la ruptura de España conlleva la caída de la monarquía borbónica –tan elogiada y tan corrosiva-, del Congreso y del Senado, y de todas las instituciones, pues la nación es la que legitima a la Constitución y la Constitución es la que legitima a todas las instituciones de las que viven y en la que parasitan esta legión incontable de mamones, mamoncillos y mamoncetes, con sus guindas y sus trillas.

La gran coalición si es preciso, y lo es, antes de la España rota para que se mantenga Rajoy sobre las bayonetas parlamentarias de cinco diputados de Sabino Arana. Pedro Sánchez siempre ha dicho que Rajoy no, pero nunca ha dicho que el PP no. ¡Qué Rajoy dé un paso atrás por patriotismo! ¡Qué le ofrezcan inmunidad! ¡Qué traigan de Galicia a Alberto Núñez Feijoo, que está fresco y reforzado!

Pablo Iglesias debe dejar de hacer lo que, intelectualmente, podríamos describir como el perfecto idiota y olvidarse de referéndums. En algunas ocasiones, ha venido a decir que siente asco de España. ¡Pobre apátrida! Va camino de ser un juguete roto, inútil e inservible. Nadie el15 M en la Puerta de Sol dijo nada del derecho a decidir, ni de romper España, sino de limpiarla de corrupción y hacerla más social. Ya ha visto en Galicia y Vascongadas que ser el comparsa de los separatistas no tiene mucho recorrido. ¿Y si se independizaran todos los territorios de las mareas, en qué quedaría Podemos? El pequeño césar y su levantisco Errejón no andan en marea, andan mareados. ¿Cómo alguien en su sano juicio puede proponer un Gobierno de España, ¡de España!, con los separatistas catalanes y vascos?

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Y Albert Rivera, o la insoportable levedad del centro, cuya sumisión a Losantos le ha llevado a la insignificancia, ¿no va a vetar la componenda con los cinco diputados del PNV? ¿O es que Rivera, el intelectual Girauta, y los cuatro amiguetes, más Inés Arrimadas y Begoña Villacís, se creen que el PNV va a servir para apuntalar o permitir la gobernabilidad de España?

Gran Coalición de PP, PSOE y Ciudadanos, bienvenida sea. Ya. Y si no a negociar con Podemos para que se quite la pulsión suicida, el instinto de muerte del derecho a decidir, y a regenerar, que hay mucha tela que cortar, mucha gangrena que amputar y mucha herida que cauterizar. Y mucho corrupto que llevar a la cárcel y confiscar sus bienes.

Esta es una hora crítica en la que todos los sumideros de la historia están con las compuertas peligrosamente abiertas. Y en esta hora crítica, no hay estadistas; hay una colección de petimetres sin sustancia, con un pueblo, al que a base extender la ignorancia y de suministrarle el soma del entretenimiento, anda atontado sin ser consciente de los peligros a los que le llevan.

Nos jugamos el ser o no ser de la nación. Y, con ella, la misma posibilidad de convivencia y supervivencia de la sociedad y de las personas.