Enrique de Diego
Entre las nefastas autonomías y el pésimo sistema electoral, el peor de los escenarios posibles: la gobernabilidad de España puede estar en manos del PNV y de Iñigo Urkullu, que plantea ni más ni menos que la bilateralidad, es decir dialogar de nación a nación, cosoberanía, reconocimiento de Vascongadas como nación y agenda vasca, cuando el 96% de los recursos en Vascongadas son administrados por el gobierno vasco.
Con 29 escaños –reforzado, dos más que anteriores elecciones-, el PNV puede elegir entre PSE y PP. También podría elegir EH Bildu (17) o Podemos (11), pero eso, en principio, está descartado pues el PNV no comparte el modelo social y económico.
La tradición hace oscilar hacia el PSE, con el que ya gobernado. Los nueve escaños de los socialistas le bastan, pero, obviamente, también los del PP. El precio, aunque nadie lo vaya a decir, con estas ganas de evitar terceras elecciones, pero también de repartir botín, es totalmente inaceptable.
Aunque los cinco diputados del PNV en el Congreso no serían tampoco suficientes, pues la mayoría absoluta es 176 y no 175.