Luis Bru
Sin que nadie ponga el grito en el cielo, ni se sonroje, van saliendo continuas informaciones de como los hijos y los sobrinos de los políticos, del PSOE y del PP, del PP y del PSOE, son inmunes a la crisis, ningún está en paro y todos ocupan posiciones elevadas y remuneradas, convirtiendo en vitalicio y hereditario el status de la casta. Los primos no están colocados, porque el primo es usted, querido lector, el pagano, y sus hijos.
Bibiana Aído, hija del exalcalde de Zahara los Atunes, o Leyre Pajín, hija de José María Pajín, el cacique socialista de Benidorm son dos ejemplos de la izquierda. Las tres sobrinas de Luis de Guindos, las guindas, en Washington, o las hijas de Federico Trillo, letradas, o la de Miguel Arias Cañete, en la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia.
Ninguno genera un puesto de trabajo, ni arriesga lo más mínimo. Una sí: Ana Bono Rodríguez, la hija mayor de multimillonario socialista José Bono. “En un principio podría haberme aprovechado del apellido Bono, pero tenía cosas buenas y malas”.
Vaya, una que no se aprovecha. Ana Bono decidió crear su propio despacho de abogados, en la milla de oro de Madrid, con el objetivo de buscar grandes empresas y clientes con fuertes patrimonios para asesorarles en cuestiones fiscales y tributarias. Por ejemplo, como tener una cuenta en el Banco de Santander en Las Bahamas, como tienen su padre y su suegro. Aventura efímera. Empezó en 2014 y en enero de 2015 ponía en su perfil de Linkedin “buscando trabajo activamente”.
¡Y lo encontró! Menuda suertaza: la fichó Iberdrola como jefa de equipo y subordinada del director jurídico global de regulación y asuntos corporativos, Gerardo Codes. Un negocio que, como su propio nombre indica, depende de las decisiones legales del Gobierno de turno, como la subida o bajada de tarifas y las subvenciones a las energías limpias y a las fósiles.
La eléctrica presidida por Ignacio Sánchez Galán, que tiene una gran relación con José Bono, al que invitó a la boda de uno de sus hijos, la fichó sin un proceso previo de selección a través de un ‘headhunter’ o cazatalentos. ¿Cómo se llamaba el cazatalentos? ¿Lo adivinan? Papá Bono.
Antes de incorporarse a Iberdrola y de montar su propio despacho, Ana Bono comenzó en 2006 su carrera profesional con 22 años en Reyal Urbis, de Rafael Santamaría, actualmente la empresa que encabeza el ránking de morosidad con Hacienda. Rafael Santamaría regaló dos caballos a José Bono por 200.000 euros, también costeó la decoración de la vivienda familiar de Olías del Rey y permutó un piso en Mirasierra por dos áticos de lujo en Estepona. una de sus viviendas por su relación de amistad. Después, Ana, en 2009, saltó a Dragados, constructora del Grupo ACS, presidida por Florentino Pérez.
Tras un año en España, el presidente del Real Madrid la envió a la sede de la compañía en Londres. En Dragados estuvo hasta 2013, año en que decidió establecerse por su cuenta como ‘freelance’ en la capital británica. Apenas 12 meses más tarde volvió a Madrid para crear Lintons, una iniciativa que casi no ha tenido recorrido. Ahora ha recalado en Iberdrola, que siempre ha tenido una gran relación con Castilla-La Mancha, hasta el punto de que la antigua caja -que tuvo que ser rescatada tras quebrar por la gestión del socialista Juan Pedro Hernández Moltó– fue uno de los accionistas de referencia de la eléctrica.
Ana Bono Rodríguez no es la única hija de un político del PSOE que trabaja en la compañía con sede en Bilbao. En su cuadro de mandos también está Marta Ares Godoy, hija del socialista Rodolfo Ares, exconsejero vasco de Interior.
La casta todo por la pasta y el paro juvenil cercano al 50%. Y usted, querido lector, ¿ha perdido incluso la capacidad de indignarse?