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Federico Trillo, la historia de una gran mentira: El conspirador

Redacción




Federico Trillo. /Foto: lacronicadesalamanca.com.
Federico Trillo. /Foto: lacronicadesalamanca.com.

Yrene Calais

Peor que lo de José Manuel Soria, es lo de Federico Trillo premiado por saber demasiado de las cloacas del PP, por haber manipulado a la Justicia para que se diera carpetazo a Gürtel, como se hizo hasta que se les coló un juez honrado de Móstoles. Premiado con la Embajada de Londres con una tesis copiada, de corta y pega, en lo que tiene maña su secretaria para todo, Julieta de Micheo; con un inglés deficiente y sin experiencia diplomática y con los muertos del Yak 42 sobre su conciencia.

Pero ahora a Federico Trillo no le llega la camisa al cuello, porque tal y como van precipitándose los acontecimientos, todo indica, que cuando haya Comisión de Investigación sobre la financiación irregular del PP, tendrá que comparecer, con oprobio, en relación con el escándalo de Luis Bárcenas y los sobres y la financiación ilegal del PP, puesto que él fue el abogado de Bárcenas y de Gürtel, cobrando la minuta del partido en negro, no parece que sus pretensiones puedan llegar a cumplirse. Está en boca de todos que él es el hombre que sabía y sabe demasiado y el que ocultó la cutre realidad de corrupción en la que está instalado su partido.

Según fuentes, y yo misma hace algunos años presencié una escena en la que este político, en los prolegómenos de un mitin celebrado en Alicante, y a menos de veinte metros del finiquitado expresidente Camps, exhibía con orgullo una carpetilla en la que decía tener todo un dossier contra Camps. Por lo que pueden ver que la lealtad no es precisamente una de sus virtudes. Traicionó a Rajoy para pasarse a Esperanza Aguirre, que en las ensoñaciones de ambos le debió parecer la reencarnación de Margaret Thatcher, para luego dejar tirada a la marquesa decaída.

A Federico Trillo le que le gusta es conspirar con unos y con otros y a pesar de los puestos que ha ocupado es un hombre frustrado al no haber podido llegar a la presidencia del Gobierno, que era su objetivo. Nada, pues, le satisface. Siempre argumentaba que Aznar con una oposición inferior a la suya había llegado más lejos y eso lo consideraba una insoportable injusticia. Y hablando de oposiciones: ¿No les parece muy raro que sus dos hijas, recién salidas de la Facultad de Derecho y como por arte de magia se las encumbre en dos puestos jurídicos de máxima relevancia estatal, las Cortes y el Consejo de Estado?

La respuesta es muy sencilla y muy en la línea de este señor: la conexión fotovoltaica o el enchufe que se decía, y que lo he verificado, como todos, viendo a personas que han accedido a puestos con el carnet en la boca, hijos de diputados o senadores, que sacaban la oposición con el mínimo esfuerzo. Sin comentarios.

El soñador que consiguió, como aquel burgués gentilhombre de Molière, emparentar a su hija con un marqués, ahora al chico le está buscando una lady de las de pamela y si es adinerada y con castillo, mejor que mejor, porque, señores, a este petimetre le gustaría que el mundo fuera un sombrero para colocárselo, eso sí, con cargo al contribuyente.

Con tanta actividad conspiratoria, las horas del día se le quedan cortas y parece ser que aquel defecto que tenía en el Ministerio de Defensa de no trabajar, se le ha visto acrecentado en la embajada de España en Londres, en la que se comenta en toda la colonia española que está missing, que no atiende los asuntos de sus compatriotas y que hay algunos que están semanas enteras llamando por teléfono sin conseguir contestación. ¿Estará Federico en Porto Bello Road haciendo transacciones de antigüedades transportables en la valija diplomática?

Nadie lo sabe a ciencia cierta, lo que sí se ha convertido en un clamor, al igual que lo fuera en anteriores trabajos, es la consideración de vago. El trabajo, según el Opus Dei, santifica, pero hace ya tiempo que a Federico le provoca excesivo cansancio y le ha tomado aversión; quizás una temporada en la cárcel reconfortaría su
espíritu apático.