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¿Alguien votará a Cristina Losada fuera de su familia?

Redacción




Cristina Losada. /Foto: publico.es.
Cristina Losada. /Foto: publico.es.

Pablo Barrón

En pleno prime-time de la televisión autonómica de Galicia, (algo a lo que no estamos acostumbrados) se vivió un debate a cinco. O lo que es lo mismo, todos los candidatos que tienen previsto «pillar cacho» en estas elecciones autonómicas del 25S deberían explicar sus propuestas.

Por aquello de que «entre bomberos no nos pisamos la manguera” omitiré hablar de los moderadores. Aunque debo de decir, que el escuchante que hoy escribe, no entendió muy bien las normas establecidas y consensuadas. Aunque lo importante era que los protagonistas sí las entendieran y eso parece que ha sido así….

Si la principal intención de los debates es captar el voto indeciso, según mi punto de vista no se ha conseguido, tal vez algún enfadado del BNG que navegara entre mareas puede volver al redil nacionalista porque Ana Pontón ha sido la más convincente.

La otra intención de los debates es conocer el programa, aquí también suspenso para todos, de nada de esto se habló con claridad.

Se intentó hablar de economía, pero la guerra de cifras y las conocidas dos maneras de verlo dejó el asunto en tablas. También se intentó con el empleo, pero más de lo mismo, dos mundos paralelos, dos maneras de verlo y lo peor es que no se sabe quién miente, eso seguimos sin saberlo.

Así están las cosas…. sólo nos queda hablar del quién, del cómo individualizadamente. Ya se sabía que Alberto Núñez  Feijóo se enfrentaría a todos los candidatos. El todos contra Feijóo es la práctica habitual.

El último presidente de la Xunta de Galicia, comenzó bien, con la mejor pose, la mejor imagen y con soltura y comodidad.

Pero llegó el momento de recordarle amigos y hablarle de la corrupción. Las cámaras y los presentes observaron al líder del PP gallego, sudando y titubeando como nunca antes.

Xaquín Fernández Leiceaga (PSOE) le recordó las amistades peligrosas. Primer golpe inesperado que el dirigente popular encajó con gallardía y una impecable respuesta. Recordando las diez imputaciones que obligaron a dimitir al exsecretario general socialista José Ramón Gómez Besteiro y que por eso Leiceaga estaba donde está.

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Aquí se acabó el rival, Leiceaga no convenció con reformas, no demostró vivir las siglas y no tenía más argumento que el «y tú más» en un partido en donde otra cosa no lo sé, pero ejemplo no son ejemplo de nada.

Ana Pontón, también le estampó el amigo poco recomendable y sobre todo, el feo asunto de las cajas de ahorros. Pontón era difícilmente rebatible, su discurso soberbio ideológico y sin fisuras le hizo como dije al principio ganar votos, de entre la izquierda que está ahora tan indecisa con las siglas. Aprovechó muy bien sus turnos, era la única que parecía haber entendido que era el momento de hablar de programa.

Acusó al PP de dejar una deuda pública que para pagarla habría que cerrar hospitales y colegios durante un año.

Luís Villares (En Marea) tenía la ventaja de la información » confidencial» que a diario pasaba por su juzgado y que es difícilmente rebatible, por eso le habló de las “puertas giratorias”, de la prórroga de Ence en la ría de Pontevedra, del tema de Génova y la sede pagada con dinero negro, pero lo peor no había llegado. Fue el caso Baltar,  y los graves problemas judiciales del PP por presunta financiación ilegal los que hicieron a Feijóo pasar su peor momento. Porque estos temas no tienen ni solución ni respuesta, la única posible se la invalidaron al recordarle una realidad, que es miembro de la ejecutiva nacional. Ni una sola propuesta escuché yo del que pretende ser presidente de la Xunta.

Villares le criticó a Feijóo su orgullo porque Galicia cumpla los límites de déficit cuando un juez ha imputado a cargos sanitarios por retrasar medicación de la hepatitis C a enfermos que fallecieron.

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La réplica a Villares del presidente del PP y candidato fue clara y también sin posibilidad de respuesta porque sería negar una evidencia, lo acusó de haber sido elegido en unas primarias que calificó de “gran cacicada”, y claro volvió a salir Orense  como respuesta de Villares por lo que Feijóo cambió el tercio, propuso un turno sobre pactos pos electorales. Todos aceptaron.

Leiceaga tendió la mano para construir una alternativa liderada por el PSOE.  Pontón igual para poner  fin a las políticas del PP. Villares afirmó que En Marea pactará con quienes defiendan la justicia social y la democracia, es decir, con cualquiera de Izquierdas.

Tanto el PSOE, como el BNG y En Marea coincidieron en varias de las medidas anunciadas si ganan juntos o por separado. Estas son: Revocar el contrato público-privado del hospital de Vigo. Volver a la gratuidad universal de los libros de texto. Paralizar  la aplicación de la Lomce en los colegios gallegos.

Cristina Losada, estaba presente. Sin duda la que peor lo pasó, no tenía programa ni nada que decir. Reconoció que ganará Feijóo y que quieren estar en el gobierno para vigilar al PP. Intentó decir algo y fue a hablar del cartel, rápidamente el líder popular le recordó que el de ellos tenía la bandera gallega del revés y una falta de ortografía (parece que a estas horas ya está solucionado), sólo tengo la duda de si alguien que no sea de la familia de los de la lista, votará a Ciudadanos en Galicia.

Sólo falta hablar de Feijóo. En la parte final, recuperó el ánimo, dejó de sudar y defendió que siete años después de llegar a la Xunta en Galicia hay mejores perspectivas de empleo, más hospitales, más residencias, más plazas en comedores escolares,. Terminó diciendo que ya estamos mucho mejor que con el bipartito y el que diga lo contrario miente.