AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


George Soros, el efecto perverso de Karl Popper

Redacción




George Soros. /Foto: shoebat.com.
George Soros. /Foto: shoebat.com.

Enrique de Diego

George Soros –un nombre en esperanto- está intentando llevar a la práctica la filosofía cosmopolita de Karl Popper que fue su maestro en la London School of Economics, donde obtuvo un doctorado en Filosofía. Por ello, la Fundación con la que financia la destrucción de las naciones europeas y promueve la invasión islamizadora se llama Sociedad Abierta Fundación.

He dedicado una parte de mi vida al estudio de la filosofía de Karl Popper y he releído muchas veces La sociedad abierta y sus enemigos, La Miseria del Historicismo, La responsabilidad de vivir, Conjeturas y refutacionesSoros ha dado un golpe de muerte a la filosofía popperiana y muestra como el liberalismo es un enemigo corrosivo de la civilización occidental y de la libertad.

Karl Popper, a través de la crítica a Platón, sitúa el concepto de identidad como una supuesta esencia común a un colectivo del que todos participan; es la idea pura de la caverna platónica, donde estarían el caballo perfecto, el alemán perfecto, el español perfecto, que se habrían ido degradando, de forma que la identidad conduciría a la depuración y a la eugenesia, en una espiral irracional sin retorno pues la identidad sería un esencialismo, algo inexistente, cuya búsqueda resultaría siempre infructuosa y exigiría dosis cada vez más elevadas de poder totalitario.

El mal esencialista estaría en las naciones que responden a una identidad, a un esencialismo, de forma que, para Soros, “una sociedad abierta ideal suprimiría los intereses nacionales”, destruiría las patrias. Esa idea destructiva se ha introducido como ideología de la llamada Unión Europea y como utopía de los burócratas de Bruselas.

El objetivo subyacente de demolición se encuentra condensado en la polémica de Soros con el presidente de Hungría, Viktor Orban, cuando éste le acusó de que sus fundaciones estaban yendo contra su política de defensa de las fronteras. La contestación popperiana de Soros fue: “su plan visualiza la protección de las fronteras como el objetivo y los refugiados como su obstáculo. Nuestro plan visualiza la protección de los refugiados como el objetivo y las fronteras nacionales como el obstáculo”, por lo que se pretende es “defender los valores europeos”.

Es cierto que la filosofía de Karl Popper promueve un cosmopolitismo disolvente y que establecer una crítica directa al nacionalismo –y al patriotismo- incluido el nacionalismo judío, al que Soros combate con especial intensidad, sin duda por su complejo de culpa por su pasado de Judenrat, de traidor, que en la Hungría nazi colaboraba en la deportación de judíos ricos y se beneficiaba de los bienes confiscados.

Hay varios puntos en los que Soros –y sus esbirros de extrema izquierda y liberales- se aleja sustancialmente de la filosofía de su maestro. Lo que está promoviendo es un proceso de ingeniería social, en el que se pretende destruir las naciones europeas y transformar sus sociedades haciendo que en ellas convivan identidades diversas, fragmentadas, llamadas a enfrentarse en conflicto. El objetivo final es establecer o imponer un gobierno mundial con un nuevo orden de valores humanitarios débiles, con una sola religión formal sincrética.

Esta vasta transformación es un proceso que no es otra cosa que totalitario y entra de lleno en los efectos perversos de las intervenciones en el desarrollo de las sociedades. Se blinda como totalitario al método prueba-error pues niega tanto las evidencias como los conflictos, y para ello usa semánticas extrañas y perversas para mantener a las sociedades en la ignorancia respecto al experimento a que están siendo sometidas. Si fuera un popperiano estricto, Soros tendría que haber hecho un experimento a pequeña escala, una ingeniería social fragmentaria para comprobar las consecuencias.