AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Ya no se puede ceder más ante el separatismo

Redacción




Nuestra Bandera. /Foto: blogs.hoy.es.
Nuestra Bandera. /Foto: blogs.hoy.es.

Editorial

Durante cuarenta años, se viene practicando una política continua de cesión y apaciguamiento respecto a los separatistas, permitiendo la continua conculcación del imperio de la Ley y tolerando permanentemente el delito de sedición. No ha servido para otra cosa que para empeorar la situación.

Hoy, asociaciones financiadas por la Generalitat catalana celebran una mascarada dentro del proyecto separatista que actúa como un proceso dinámico cuyo punto de no retorno ya ha sido sobrepasado, sin que haya habido otra respuesta que retórica.

Durante cuarenta años, la debilidad de los gobiernos de España se ha traducido en el consentimiento de un proceso de ingeniería social con el objetivo de desnacionalizar Cataluña y extender el odio a España y a sus símbolos. Se cedieron competencias básicas como la educación y el orden público y se ha tolerado la erradicación del castellano, lengua franca de los españoles, de la escuela.

En un desfonde moral que entra de lleno en el absurdo y en el suicidio colectivo, bajo el Gobierno de Mariano Rajoy se ha sostenido con el Fondo de Liquidez Autonómica a una Generalitat ineficiente, incompetente, corrupta y quebrada. El argumento de que esos fondos se trasvasan a los ciudadanos de Cataluña es un infame engaño porque es obvio que esos fondos son administrados por quienes quieren destruir la unidad de España. Esa generosidad, exuberancia de estupidez, no evita que se fomente aún más el sentimiento de agravio.

Ya no se puede ceder más. Entre todos los graves problemas que aquejan a la Patria, éste es el más grave y sólo éste sí puede justificar un Gobierno de gran coalición. Mucho más ridículo que celebrar terceras elecciones es asistir hoy a la tolerancia de una mascarada sediciosa, liderada por cargos de la Generalitat y del Parlament que se han puesto fuera de la Ley, que son confesos delincuentes. En este envite no se juega el techo de gasto, sino algo mucho más serio que se llevaría por delante a la democracia de 1978 y a la monarquía borbónica instaurada.

Con la unidad de España se está jugando demasiado.