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PNV, el separatismo bueno

Redacción




Iñigo Urkullu. /Foto: 20minutos.es.
Iñigo Urkullu. /Foto: 20minutos.es.

Miguel Sempere

Los cinco diputados del PNV en el Congreso de los Diputados han quintuplicado su valor, por lo menos. Esta ruptura a medias de bipartidismo no ha dejado de tener el efecto habitual del sistema electoral: conceder la llave de la gobernabilidad a los separatistas. En este caso, al PNV. Los catalanes están demasiado en el monte y han perdido esa posición.

La verdad es que los del PNV también se han echado al monte, pero esos que se llaman constitucionalistas han decidido mirar para otro lado y sonreír. El portavoz del PNV en el debate de investidura fue de una dureza extraordinaria, pero nadie se lo tuvo en cuenta.

El programa no le va a la zaga. Plantea el reconocimiento “jurídico-político de Euskadi como nación” a través de una “consulta habilitante” sobre “la identidad nacional”, partiendo del derecho “a decidir libre y democráticamente nuestro futuro”, porque el pueblo vasco “constituye un sujeto jurídico y político con derecho y capacidad para decidir su futuro”. Lo único que diferencia a este PNV muy radicalizado respecto al separatismo catalán es que afirma que se atendrá “al principio de legalidad”, aunque todo lo anterior lo desborda.

También existe otra diferencia: al igual que los cinco diputados son necesarios en diferentes combinaciones para formar el Gobierno de la nación, el PNV necesita al PSE y al PP. Hubiera necesitado sólo al PSE si aguantara, pero los socialistas en el País Vasco se desploman, tal y como ya apuntó RL; porque su desgaste se percibe en la calle y porque en dos elecciones generales han sido superados por la competencia de Podemos.

El PNV no va pactar con EH Bildu ni con Podemos, porque su parroquia es de derechas y sociológicamente no linda con las bases electorales de ambos. Se mueve mucho más en la cercanía del PP, que a cambio de su respaldo pedirá correspondencia en Madrid.

He aquí que, por necesidades del guión, el PNV se ha tornado el separatismo bueno, al que no le ponen pega alguna. Pero, ¿ese partido separatista que lleva en su programa un referéndum de autodeterminación con mención expresa a que el País Vasco es una nación respaldaría a un Gobierno que tendría que defender el imperio de la Ley y la soberanía nacional en Cataluña? No faltan quienes dicen que, entonces, sería el PNV el que miraría para otra parte o pediría más dinero y más transferencias. Pero también en esa encrucijada sí que tomaría fuerza la opción de la gran coalición.

No es que el PNV sea el separatismo bueno, es que sus cinco diputados valen su peso en oro. Así es nuestra ley electoral: la estabilidad de España dependiendo de quienes quieren desestabilizarla.