Miguel Sempere
En tan sólo cuatro días, tras una defensa numantina del enjuague, llena de mentiras, el Gobierno ha forzado que José Manuel Soria presentara la renuncia al cargo de director ejecutivo del Banco Mundial.
El desgaste al que estaba siendo sometido el propio Mariano Rajoy en un momento clave, ha sido la causa del desencadenante de las decisiones, según informan a RL fuentes de Moncloa.
El PP ni tan siquiera había conseguido mantener la unidad interna ante lo que había sido una designación, una puerta giratoria. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes se había desmarcado de la decisión, indicando que le desagradaba, pero que las respuestas las tenía que dar “quien lo había nombrado”.
Más dura ha venido siendo Rosa Valdeón, vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, quien desde el principio calificó el nombramiento de “vergüenza ajena”. Más tarde declaró que “no es la imagen que deberíamos dar como partido” y que era una decisión que se debía rectificar porque da la impresión “de ser una compensación” vinculada “con el término corrupción”.
El exministro de Industria, José Manuel Soria, ha enviado este martes una carta al secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, en la que le ha comunicado oficialmente su renuncia al nombramiento de director ejecutivo del Banco Mundial. Ha señalado que esa renuncia se produce «a petición del Gobierno» y la justificaba en la «desproporcionada» utilización política que se ha hecho de su designación.