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Rajoy ha perdido el sentido de la realidad

Redacción




Mariano Rajoy. /Foto: omicrono.com.
Mariano Rajoy. /Foto: omicrono.com.

Enrique de Diego

Sólo dos minutos, proponiendo a José Manuel Soria para el cargo de director ejecutivo del Banco Mundial, tras la segunda votación del debate de investidura, tardó Mariano Rajoy en confirmar que todas y cada una de las numerosas críticas dirigidas a su persona estaban plenamente justificadas: su falta de credibilidad, su condición de persona poco fiable, sin palabra, mentiroso, amparador de la corrupción y bajo sospecha personal.

El hecho de que la nota del Ministerio de Economía fuera emitida dos escasos minutos después de la votación indica mala conciencia, la convicción íntima de estar haciendo algo inmoral e incorrecto. En otro caso, se hubiera hecho pública en medio del debate o podría haberla anunciado –para mayor sarcasmo- Mariano Rajoy desde la tribuna de oradores.

Rajoy se había presentado a la investidura con sendos pactos con Ciudadanos, 32 diputados, y Coalición Canaria, 1, que quedaban en posición desmerecida, burlados. Esos pactos incluían un compromiso de lucha contra la corrupción que es evidente que Rajoy ha aceptado con reserva mental, sin voluntad alguna de cumplirlo. Porque el caso Soria sí es de corrupción, aunque no lo sea en la tipicidad penal, y cuando dimitió. Cristóbal Montoro lo tuvo meridianamente claro: “nadie puede estar en el Gobierno si ha operado en un paraíso fiscal”. Y es lo que había hecho Soria como administrador de Mechanical Trading Limited, en 2002, cuando era presidente del PP de Canarias y, además, mintió y tuvo que dimitir porque no encontró los papeles. Si no podía ser ministro, ¿cómo puede ser propuesto por el Gobierno para representarle en el exterior, en una institución financiera internacional?

No es de recibo el argumento, repleto de impostura y cinismo, de María Dolores de Cospedal de que Soria “es un técnico y funcionario que ha vuelto a su carrera”, porque esto es completamente falso. Nadie hubiera dicho lo más mínimo si Soria hubiera vuelto a su puesto funcionarial, al que nunca ha pretendido volver, porque mientras se hacia el enjuague pidió y ha estado cobrando en calidad de exministro. Es obvio, por lo demás, que el puesto de director ejecutivo del Banco Mundial es un cargo político propuesto por el Gobierno.

Hasta la vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Rosa Valdeón ha considerado este episodio de “vergüenza ajena”. Pablo Iglesias de “toda una provocación”.

¿Quién va a pactar de ahora en adelante con Rajoy con estas artimañas, con este desfonde moral, que indica que i tiene la más mínima intención de cambiar, ni tan siquiera puede? Todos quieren explicaciones en el Congreso, porque la situación actual no es excepcional, es delirante, pues Rajoy, de hecho, actúa como un autócrata sin control parlamentario.

Y actúa con plenos poderes, incluso más allá de la mayoría absoluta, como un pequeño dictadorzuelo sin enmienda. El ministro de Defensa, Pedro Morenés ha procedido al nombramiento de seis nuevos altos cargos. En RTVE avanzan en el sectarismo: Víctor Arribas, un estricto sectario, al frente del debate de 24 Horas y Elena Sánchez, la exjefa de prensa de Eduardo Zaplana y Ana Botella al frente de la cadena 24 H.

Este no es un Gobierno en funciones, es un Gobierno que funciona –y cobra a fin de mes- como le da la gana.