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Pablo Iglesias no puede perder su segunda oportunidad de echar a Rajoy

Redacción




Pablo Iglesias. /Foto: farodevigo.com.
Pablo Iglesias. /Foto: farodevigo.com.

Enrique de Diego

Ya no es un secreto que Pedro Sánchez va a intentar formar Gobierno con lo que llama “las fuerzas del cambio”, cuestión que según mis fuentes de Ferraz ha estado prevista desde el principio ante el rechazo que provoca Rajoy. Lo adelantó Rambla Libre la misma noche de las elecciones: el único gobierno viable es el de PSOE-Ciudadanos-Podemos.

Pablo Iglesias va a tener -muy probablemente- una segunda oportunidad de enmendar su error de no haber votado contra Mariano Rajoy (que éste deje paso a otro candidato de su partido es un imposible metafísico). Estoy seguro, muchísimo más que los sondeos a pie de urna del 26 J, que todos los votantes de Podemos consideran un objetivo prioritario echar a Mariano Rajoy y desalojar al PP, como cuestión clave de dignidad nacional y personal.

Han hecho mucho daño a la buena gente, a la que Pablo Iglesias dice representar, con cierta legitimidad; han robado, han saqueado, han metido la mano y la pata, las dos manos, se han refugiado en el aforamiento como Rita Barberá o como va a suceder con Adela Pedrosa, han quitado derechos, han engañado, han mentido, han subido los impuestos a las clases medias, han empobrecido a millones de personas y se ríen en la cara de todos los españoles, como han hecho primando a José Manuel Soria con el puesto de director ejecutivo del Banco Mundial y encima diciendo que es promoción de funcionario. Y esa es una gota -provocación tras provocación- de un vaso desbordado desde hace tiempo.

No va a haber esa opción de PSOE, Podemos más todos los separatistas. El PSOE es un partido nacional y no va a transitar por esa senda –absurda y de coste excesivo- y lo de la España plurinacional es una soberana estupidez en la que no conviene perder el tiempo, como tampoco en intentar conseguir la cuadratura del círculo. No puede incluirse ningún referéndum en ningún acuerdo porque no hay ningún resquicio legal, ni el más mínimo. Podemos tiene que poner los pies en el suelo tras no haber alcanzado el cielo, salvo que quiera hundirse en el infierno.

Pablo Iglesias no debe bloquear, bajo ningún concepto, con ninguna excusa, el relevo de Mariano Rajoy y el desalojo del PP. No puede adoptar una postura similar a la del líder del PP en cuanto a inmovilismo por la izquierda. Hay poses ideológicas que quedan muy bien en una asamblea universitaria, pero si volviera a ser el aliado tácito de Rajoy lo pagaría muy caro en las urnas. Eso no sería nada sexy, parafraseando a Iglesias.

Bien, Ciudadanos ya ha dicho que fue impulsado para taponar la entrada en el Gobierno de Podemos. Ciudadanos ha sido humillado por Rajoy, ninguneado, ridiculizado, ni tan siquiera fue informado de la maniobra Soria que deja el pacto anticorrupción y las 150 propuestas en papel higiénico de mala calidad. Ciudadanos se está asomando al abismo y su capacidad de maniobra, al servicio de los poderes fácticos del Ibex, es ya muy limitada.

El único Gobierno posible es PSOE-Ciudadanos-Podemos. Pablo Iglesias tendrá que tragar sapos y culebras; dejar a un lado la pureza ideológica y bajar al nivel degradante de la táctica, al de la turbia intriga política; negociar a la baja para conseguir el trofeo mayor. La misión histórica de Podemos, aquí y ahora, es echar a Rajoy, impedir que él y sus ministros ocho meses en funciones y su partido lleno de corruptos y causas judiciales –con la Justicia controlada- no se rían del sufrimiento provocado, no sigan siendo impunes. Esto ya no es cuestión de izquierdas o de derechas, es cuestión de decencia.