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No pasa nada: Hay Liga

Redacción




Florentino Pérez. /Foto: estadiodigital.es.
Florentino Pérez. /Foto: estadiodigital.es.

Enrique de Diego

Las pensiones no están aseguradas; España se ha tornado ingobernable; los separatistas catalanes avanzan sin que nadie, realmente, les frene, pero no pasa nada porque ha empezado la Liga, y todo puede arreglarse con Real Madrid-Barça o un Real Madrid-Atlético de Madrid.

Lo único que no quieren abandonar los separatistas catalanes es la Liga española, ni la Copa del rey para poder pitar el himno y mofarse de la bandera.

El único sector, que en todas las etapas de la crisis, no ha sufrido menoscabo ni variaciones, ha sido el fútbol. Mientras aumentan los hogares con todos parados y en riesgo de pobreza, las gradas siempre han estado llenas, los fichajes son cada más multimillonarios, los futbolistas gozan tranquilos de su Sicav y se han seguido haciendo pingües negocios en los palcos.

Todo el mundo sabe, pero a nadie le importa, que el fútbol está estrechamente relacionado con la corrupción política; que los palcos son lugar de encuentro de políticos corruptos y constructores comisionistas y conseguidores; que Florentino Pérez –exconcejal de UCD, exsecretario general del Partido Reformista- es el pionero por excelencia de las puertas giratorias y que hay que pagarle el desaguisado de Castor aunque no haya para pagar las extraordinarias de los pensionistas; y que Enrique Cerezo, que no es manco, le regaló a Ignacio González un ático de lujo en Estepona, pasando por Delaware, a cambio de contratos de películas en Telemadrid; y que el capo alicantino Enrique Ortiz compaginó la financiación del PP, delito confeso, con la presidencia del Hércules.

El fútbol es para la casta lo que los gladiadores para los césares. La gente, por supuesto, necesita entretenerse, bastante problemas tiene. Además, la desnacionalización del español, perpetrada a conciencia durante cuatro décadas, hace que el refugio de la identidad sea el sentido de pertenencia a los colores del equipo futbolístico de sus amores.

El fútbol tiene también el sentido de la droga adormecedora, soma, de la novela visionaria Un mundo feliz de Aldous Huxley. ¿Qué pasaría si hubiera una huelga que dejara un domingo las gradas vacías?

En el Imperio bizantino, el Hipódromo era el lugar de las protestas políticas, pues era el lugar de reunión de las masas. Los enfrentados verdes y azules podían ponerse de acuerdo en la protesta, tras aplaudir a sus conductores de cuadrigas preferidos, así que el basileus tenía un pasillo desde el palco al Palacio imperial de Blanquernas, por si tenía que salir huyendo, como sucedió en varias ocasiones.

Ahora en los palcos se negocia y se dan pelotazos, sin riesgo alguno. Así que lo importante es que Iker Casillas no es llamado a la selección española, donde, por cierto, hay jugadores que odian a España. Al fin y al cabo, todo es relativo menos el fútbol.