Virginia Montes
Pánico en Daesh, cuando se suman reveses en todos los frentes, y sobre el cadáver del califato incluso se cierne el antiguo aliado turco, temeroso del surgimiento del Kurdistán.
En el momento crítico en el que se acerca la batalla de Mosul, el dirigente de Daesh ha perdido la confianza en sus seguidores iraquíes y se refugia en los extranjeros. “Ibrahim al-Samarrai, alias Abu Bakr al-Bagdadi, líder de la agrupación terrorista Daesh destituyó a tres comandantes iraquíes de la banda extremista en la ciudad de Mosul, capital de la provincia norteña de Nínive, y los sustituyó por otros de nacionalidad extranjera”, informó el viernes la televisión iraquí Al-Sumaria, que cita una fuente local, bajo estado de anonimato.
La medida, explicó la fuente, se debe al miedo de Al-Bagdadi de que los elementos iraquíes de Daesh traicionen al grupo criminal y ofrezcan informaciones a las fuerzas iraquíes.
Asimismo reveló que, tras la movilización del Ejército iraquí y las fuerzas voluntarias contra Daesh, el grupo terrorista ha sufrido grandes pérdidas en la provincia de Al-Anbar, en el oeste de Irak, algo que redujo sus ingresos que obtenía de la venta de petróleo.
Tras liberar las más importantes y estratégicas ciudades de la provincia Al-Anbar, es decir Faluya y Ramadi, el Ejército iraquí inició una ofensiva militar para recuperar Mosul, segunda ciudad del país y bastión de Daesh. Recientemente, el Ejército y las fuerzas populares iraquíes han logrado importantes avances en el sur de Mosul.
Los logros de las fuerzas iraquíes desanimaron a los terroristas de Daesh, hasta el punto que integrantes de esta banda obligan a los residentes de la zona sureña de Mosul a regresar al centro de la ciudad y matan a los que se oponen, en un intento de retrasar la ofensiva de las fuerzas iraquíes contra tal ciudad.