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La culpa es del sistema electoral

Redacción




El sistema electoral español es deficiente. /Foto: offmagazine.es.
El sistema electoral español es deficiente. /Foto: offmagazine.es.

Enrique de Diego

Mariano Rajoy es mucho más culpable que Pedro Sánchez del bloqueo político, porque Mariano Rajoy ha tenido mayoría absoluta durante cuatro años para cambiar el sistema electoral. E incluso ha percibido el problema porque llegó a proponer la elección directa del alcalde, lo que indica que es capaz de percibir el problema, aunque no de darle solución.

En ese sentido, es un sarcasmo la seria y dolorida advertencia de Soraya Saénz de Santamaría de que unas terceras elecciones dañarán “al sistema”. El sistema lleva dañado mucho tiempo y necesita una regeneración de fondo (algunos sabios dicen que una generación porque esto no es ni tan siquiera democracia, sin división de poderes ni representatividad).

El sistema electoral que se basa en el modelo de reparto del belga D’Hondt más la provincia como circunscripción (con el nefasto añadido de las listas cerradas) es proporcional corregido; está previsto para conducir al bipartidismo de forma que pueda formarse gobierno. Beneficia al primero, respeta al segundo y castiga al tercer partido. En España ofrece la particularidad de la existencia de partidos nacionalistas, que concentran su voto en unas pocas circunscripciones, con lo que se evitan el desgaste del reparto D´Hondt, al quedar en esas provincias en primer o segundo lugar.

Lo que ha sucedido es que el bipartidismo no ha saltado hecho añicos, pero se ha resquebrajado mucho, cansado el electorado de la corrupción, la crisis y las listas cerradas. Y el resultado es un callejón sin salida: Pedro Sánchez no puede abstenerse, en principio, porque eso le obligaría a sostener al Gobierno el día después. No se puede gobernar y unas terceras elecciones seguramente tampoco romperían el bloqueo, porque el mal está en el sistema.

No es en España el primer lugar donde sucede, sino el enésimo, y para evitar el bloqueo se han ideado diversas y oportunas correcciones: doble vuelta, en Francia; lista nacional, en Alemania; prima de 50 diputados al primero, en Grecia.

Rajoy, en su proverbial inmovilismo, ha dejado pasar la legislatura sin afrontar este grave problema previsible. Ha preferido esconderse tras la semántica: he ganado las lecciones por he sido el más votado; respeto a la lista más votada, que no existe en nuestra fórmula parlamentarizada; segunda vuelta cuando no era más que repetición. Aunque también es otro engaño eso de que España está sin Gobierno. Por lo menos todos los ministros y cargos cobran a fin de mes como si lo hubiera.