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Los conspiranoicos tenían razón

Redacción




Enrique de Diego

Una gran cantidad de personas bienintencionadas, con frecuencias aisladas o poco organizadas, y considerándose indefensas, están convencidas de la existencia de una gran conjura mundial de las élites en la que participan la ONU, el Club Bilderberg, la masonería…que pretende establecer un Nuevo Orden Mundial (NOM o NOW), que conllevaría un Gobierno mundial, con disolución de las Patrias, la eliminación de las fronteras y el triunfo pleno del relativismo mediante la desaparición de las religiones en un magma sincrético.

No pocos han venido defendiendo, siendo tenidos por frikis, que ese NOM pasa por la disolución de Europa, incluso el mestizaje según el Plan Kalergi, un supuesto judío que antes de la segunda guerra mundial ya habría trazado ese plan.

Esos tildados de conspiranoicos han recibido un espaldarazo en sus sospechas y certezas tras la filtración de los documentos hackeados de la Fundación Sociedad Abierta de George Soros, que riega de dinero a un cúmulo de onegés y fuerzas disolventes, que se mueven en esa dirección del NOM.

Los conspiranoicos tenían razón. Hay que tomarse en serio sus tesis. Una de ellas es que esa conjura de los poderosos, de los adinerados, de entrelazadas fuerzas oscuras, ante la que muchos se consideran indefensos, contemplaría una reducción drástica de la población mundial.