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Cartagena: El agresor del misionero, localizado pero no detenido

Redacción




jobeegm

Luis Bru

Verdaderamente sorprendente: el agresor en Cartagena del misionero, un musulmán marroquí que pretendió primero arrancarle la Cruz, que después le amenazó de muerte y que luego rompió un vaso para ir a por él para cumplir su amenaza, ha sido localizado pero la Policía ni tan siquiera ha procedido a su detención. Sugiere un caso que roza la impunidad y que, desde luego, no nos lo imaginamos en las circunstancias contrarias.

Fray Job de Jesús, el agredido, se personó el domingo en Comisaría para denunciar que había localizado al agresor, por cierto, y con toda tranquilidad, en el mismo bar en el que se había producido la agresión el pasado 20 de julio.

En los hechos denunciados entonces por el franciscano queda reflejado cómo el religioso fue increpado por un joven magrebí en una cafetería de la Urbanización Mediterráneo. Tras discutir con uno de los presentes del local, dirigió su mirada al religioso. «Cabrón, hijo de puta, te voy a matar», le dijo a fray Job. La situación fue a más e intentó quitarle el crucifijo que llevaba colgado al cuello, pero fray Job no se dejó. «¡Eres español. Tú eres de aquí, entonces, si es así, me tienes que tener miedo, que yo soy árabe». La situación se prolongó hasta que un camarero del local salió en su ayuda y logró evitar nuevas agresiones aunque él también resultó herido, aunque leve.

Según consta en el atestado, tras ser localizado el agresor por el franciscano días después, la Policía Nacional se personó en el lugar y procedió a la «identificación de estos individuos». El abogado de la víctima, Antonio Casado, destacó el hecho de que el presunto agresor no haya sido detenido; en su lugar, «se le pidió que se persone en Comisaría». En opinión del letrado, le ha parecido una decisión «sorprendente», pues se puede estar ante «un delito de odio y contra la libertad religiosa». Casado explicó que «hay un problema de fondo: cuando intentó arrancarle a fray Job el crucifijo, no lo hizo porque tuviera ningún valor», por lo que la agresión denunciada va más allá de un hurto. De hecho, el misionero dejó constancia en su comparecencia policial que «teme por su integridad física», por lo que ha solicitado una orden de protección contra el presunto agresor.