Editorial
El bloqueo del sistema político es también consecuencia de que el modelo económico es insostenible. Si el bipartidismo hubiera resultado eficiente, no se hubiera generado el humus social para otras fuerzas políticas. La cuestión es que la estafa piramidal en que ha ido degenerando el Estado ha llegado a sus últimos estadios y no tiene recorrido más allá de dos o tres años.
Se han encendido algunas alarmas, pero no las suficientes, y desde luego no durante el suficiente tiempo, al tomar conciencia de que las pensiones no están aseguradas mediante el Fondo de Reserva –la llamada hucha de las pensiones- más lo recaudado por la Seguridad Social con las cotizaciones. Es un dato clave, no coyuntural, sino estructural. España es un barco que va a demasiada velocidad hacia la colisión con los arrecifes. Las cotizaciones sólo permiten pagar las mensualidades de las pensiones, pero no las extraordinarias. En el mes de julio, el Gobierno extrajo de la hucha un total de 9.700 millones; 8.700 para el pago a los pensionistas de la extraordinaria y 1.000 más, para el IRPF de esas pensiones. El resto del Fondo de Reserva –del que también se sacó dinero para ‘devolver’ la extraordinaria a los funcionarios como compraventa de su voto- está en 24.207 millones, equivalente al 2,24% del PIB. Eso significa que no hay dinero para pagar, por esta vía, la extraordinaria de Navidades del año que viene.
En este punto, además, la tendencia es al empeoramiento: el envejecimiento de la población incrementa el gasto en pensiones, mientras que el descenso de los salarios hace que el incremento del empleo no resulte suficiente. Parte de las pensiones tendrá que sufragarse mediante partidas presupuestarias, extrayendo ese dinero de otros conceptos. La Unión Europea exige, al margen, un recorte de 10.000 millones.
Cada español debe 23.539 euros
La recuperación no es ficticia, pero sí es una verdad a medias, como no es ficticia la mejora en la agonía antes del óbito. El Estado español funciona mediante deuda. Esa deuda ya es equivalente a todo el PIB. Es una situación del tipo de si una familia empezara el año debiendo todo lo que va ingresar y producir a lo largo del año. Esa deuda pública implica que cada español debe en el momento presente 23.539 euros, y esa cantidad no hace otra cosa que aumentar año tras año; entre 2015 y 2016, cada español se “ha endeudado” 1.094 euros más. De esa manera, una familia española con dos hijos debe 94.516 euros, una cifra astronómica. Las deudas se terminan pagando, de una manera u otra. El FMI ya ha recomendado que se les cobre a los ciudadanos, a través de sus depósitos bancarios.
La herencia, como se ve, es cada vez peor. Es el modelo económico el que resulta insostenible: el gasto público es excesivo; demasiadas administraciones, con demasiados políticos, con exceso de asesores, con demasiados funcionarios de los partidos, administrando una general cultura de la subvención improductiva.
El modelo entraña la existencia de una casta que expolia y que gobierna mediante el mercantilismo: los negocios se hacen mediante el favor del poder, con degeneración corrupta. Hacer un aeropuerto donde no aterriza ningún avión ha resultado muy beneficioso para políticos corruptos y para constructores amigos que han cobrado las obras. Toda la fiesta la paga el contribuyente. El modelo consume todos los ingresos que representa la gran industria española: el turismo.
El ciudadano va a ir percibiendo, primero, una nueva serie de recortes, pero ya, a corto plazo, va a entrar en colapso: el deterioro galopante de la hucha de las pensiones es el síntoma de la grave enfermedad que ya no puede ser ocultada.