Miguel Sempere
Han destruido una nación, han arruinado a una sociedad, puede que lleven al hambre a muchos, pero ellos se han enriquecido robando y constituyen la nueva aristocracia. No es la aristocracia del mérito, tampoco es la del linaje. Son, simple y llanamente, la aristocracia de la corrupción. Celebran sus desposorios con esos aires de grandeza de los que han despojado a una sociedad atribulada, a lo que no han servido sino que se han servido de ella.
El 8 de julio tuvo lugar en Ávila la boda de Ana Acebes Pérez, hija de Ángel Acebes, exministro del Interior antes, durante y después del 11 M de 2004, exsecretario general del PP con la caja B de Luis Bárcenas, y ahora miembro del Consejo de Administración de Iberdrola. Ana se casó con su novio de toda la vida, el economista Antonio la Calle.
Martínez Pujalte: “No creo que haya una persona más honesta que Acebes”
De Ángel Acebes dijo Vicente Martínez Pujalte, toda una autoridad moral en la materia que “no creo que haya una persona más honesta en la vida”. Está imputado –“investigado”, ha buscado como eufemismo esta aristocracia de la corrupción- en el caso Bárcenas. También lo está por el juez Fernando Andreu en el ‘caso Bankia’, donde se le acusa de los delitos de apropiación indebida, falsificación de las cuentas anuales, administración fraudulenta y maquinación para alterar el precio de las cosas. Acebes era el presidente de la Comisión de Auditoría y Cumplimiento de BFA, la matriz de Bankia. Es evidente que hizo muy mal su trabajo, como también lo hizo pésimamente antes, durante y después de la masacre de Atocha.
Tras contribuir a hundir Bankia, uno de los políticos mejor pagados
A pesar de esa trayectoria, a pesar de estar ante unos tribunales más lentos que el caballo del malo con los corruptos, es uno de los políticos mejor pagados, merced a las puertas giratorias. Según El Diario, desde su desembarco en Iberdrola, el 24 de abril de 2012, hasta ahora, la retribución acumulada de Acebes en la eléctrica suma más de 850.000 euros brutos, según un cálculo basado en una estimación de su sueldo de 2014 y en los datos disponibles de los ejercicios 2013 y 2012.
El último ejercicio del que hay datos publicados es de 2013, cuando Iberdrola pagó 317.000 euros brutos al ex secretario general del PP, exdiputado, exsenador y exministro de Interior, Justicia y Administraciones Públicas con José María Aznar. Esa cifra quintuplica con creces los cerca de 60.000 euros anuales que percibía en su última etapa en la vida política como diputado raso en el Congreso, en la que ya estaba vinculado a la extinta Corporación Cibeles (Caja Madrid).
De esos 317.000 euros, que equivalen a unos 26.000 euros brutos al mes, 165.000 correspondieron a retribución fija; otros 62.000, a dietas (cada consejero de Iberdrola cobra 2.000 euros por reunión en concepto de prima de asistencia); y otros 88.000 euros, a la compensación por su pertenencia a comisiones del Consejo de Iberdrola.
“Íntima, familiar y emotiva” y con fuerte olor a chorizo
Según la revista Hola, esta boda de la aristocracia de la corrupción, fue “íntima, familiar y emotiva”. Y con fuerte olor a chorizo. Asistió el presidente de Iberdrola, uno de los amigos de Rodrigo Rato, Ignacio Sánchez Galán con su esposa, Isabel García-Tabernero. Y hubo una conveniente representación de patriotas de pulsera y católicos de chequera. Entre ellos, el exministro del Interior, Jaime Mayor Oreja. Ángel Acebes y Jaime Mayor Oreja recibían la misma cantidad que Mariano Rajoy, 22.500 euros al año, en los sobres en negro. Jaime Mayor Oreja, mientras dejaba morir a Miguel Ángel Blanco y llamaba a la nación a manifestarse, cobraba sobres en negro. Así es la aristocracia de la corrupción.
El trepa de Pablo Casado, quien iba a pedirle dinero a Bárcenas
También estuvo el vicesecretario de comunicación del PP y diputado por Ávila, Pablo Casado, un trepa consumado. La periodista Marisol Gallero, autora de un libro sobre Luis Bárcenas recuerda lo mucho que enfada a Bárcenas que haya gente que fuera a su despacho a pedirle dinero y ahora diga que no lo conoce de nada. ¿Un ejemplo? «Pablo Casado -rememora Marisa Gallero-. ‘Casado ha estado en mi despacho pidiéndome dinero para la campaña de Pizarro, en 2008, como amigo personal que éste era de Lapuerta‘, me contó Bárcenas, y ahora, Casado dice que no lo conoce de nada». En esa época, recuerda asimismo el extesorero («Don Luis» para todos), el hoy vicesecretario general del PP era el asistente de Pizarro.
Las estrellas de la boda no fueron los novios, sino José María Michavila, viudo, y Genoveva Casanova, la ex de Cayetano Martínez de Irujo. Por vericuetos tortuosos e indirectos, la unión de la vieja aristocracia y la nueva. Pero Michavila, exministro de Justicia, amigo íntimo de Ángel Acebes, pertenece también, por muchos méritos propios, a la aristocracia de la corrupción. Fue quien montó Eius Abogados, el despacho de Gürtel, el de Alberto Dorrego, el comprador de acciones de Libertad Digital con dinero de la caja B (Losantos no falta en las salsas de todas las corrupciones aunque afirme que es impermeable).
Los nuevos fariseos
De la aristocracia de la corrupción, los que entraron en la bellísima iglesia románica de San Pedro de Ávila, era el sector más católico y más hipócrita. José María Michavila y Ángel Acebes están estrechamente relacionados con los Legionarios de Cristo. Ana Pérez Martín, esposa de Acebes, es directiva de la Universidad Francisco Vitoria, de los Legionarios. Jaime Mayor Oreja de la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación CEU San Pablo.
He aquí, pues, algunas personas que, por ejemplo, han contribuido, con Ángel Acebes, a hundir una gran institución financiera y que ha costado miles de millones a los sufridos contribuyentes, mientras a esta aristocracia de la corrupción, que exhibe sin mala conciencia sus galas, que merced a una Justicia politizada y corrompida, sigue en la cúspide, enriqueciéndose, mientras a su alrededor crecen las ruinas y se vacía la hucha de las pensiones.
Hay otra crónica de la boda. Está en la revista Hola. Fue una ceremonia “íntima, familiar y emotiva”, las jóvenes, espigadas, los niños, monísimos, “con un traje de Mikamona”. Hasta San Pedro de Ávila no llegaban los llantos de España. Allí la aristocracia de la corrupción –fría y despiadada al dolor producido- lucia sus mejores galas y Genoveva Casanova y José María Michavila dieron “un paso más en su relación al asistir al enlace con sus respectivos hijos y en familia”.