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Casta parasitaria: La trama

Redacción




Rajoy con el Ibex 35, ¿quién manda? /Foto: Vozpopuli.com.
Rajoy con el Ibex 35, ¿quién manda? /Foto: Vozpopuli.com.

Enrique de Diego

Si bien los políticos son el núcleo duro de la casta parasitaria, ésta es una trama instalada en todos los sectores sociales, para su control y la depredación de los Presupuestos.

Casta parasitaria son los sindicatos –subvencionados y cuyas sedes están en edificios del Patrimonio Nacional-, las patronales, las ONG subvencionadas, las fundaciones de los partidos, las cajas de ahorro –o lo que queda de ellas, tras su depredación sistemática-, los bancos, las empresas del IBEX, con precios regulados y que cosechan sus mejores negocios por el favor político. Incluso los equipos de fútbol a cuyos clubes se permite no pagar la Seguridad Social o se financian sus fichajes. Por supuesto, en la casta parasitaria se incluyen los medios de comunicación, que están controlados a través de la concesión administrativa –en radio y televisión-, de la publicidad institucional y del control de las grandes cuentas publicitarias de las citadas empresas del IBEX que siguen directrices políticas.

En los momentos en los que la casta parasitaria se siente amenazada suele cerrar filas y procede a generar fotos en las que muestra su poder con presencia en La Moncloa –tanto con Zapatero, como muy recientemente con Rajoy– de los llamados grandes empresarios o banqueros como Isidro Fainé. Se trata, por un lado, de transmitir una imagen de estabilidad y por otra de amedrentar mostrando la concentración de poder.

Por supuesto, dentro de la casta parasitaria están las cúpulas judiciales, que deben sus ascensos al dedo de los políticos a través del parlamentarizado Consejo General del Poder Judicial, y que dotan de impunidad a los políticos.

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El único objetivo de la casta es el enriquecimiento

El objetivo de la casta es el enriquecimiento personal de sus miembros de manera proporcional a la escala jerárquica y ello conlleva el privilegio –sobre el que siempre hay consenso al margen de las siglas- y la corrupción. El sistema, la casta parasitaria funciona mediante la corrupción. Ésta no es una excrecencia, ni una desviación de las conductas; sino el lubricante habitual, natural, del funcionamiento del sistema, de modo que los honrados fueron hace tiempo purgados (recuérdese que la primera denuncia de corrupción la protagonizó el socialista Alonso Puerta que señaló que la contrata de basuras del Ayuntamiento de Madrid en tiempos de Tierno Galván era corrupta; fue expulsado). El control absoluto de la Justicia tiene como fin establecer la impunidad de la corrupción que es estructural y no coyuntural, afecta a la financiación de los partidos e impregna todas las instituciones, tanto en los políticos como en los funcionarios de confianza. De alguna manera, la corrupción personal es una condición para formar parte de la casta parasitaria, de manera que los ascensos en su jerarquía conllevan un mayor enriquecimiento y una mayor implicación en prácticas corruptas.

La cuestión es que toda la trama participa en la depredación de los fondos públicos tanto de manera legal, y confiscatoria, como de manera oscura, mientras todo ese dinero es sustraído del sufrido contribuyente en un proceso de expoliación de las clases medias que está poniendo en riesgo su misma supervivencia.