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El error Canal 9

Redacción




Sede de Canal 9. /Foto: estrelladigital.es
Sede de Canal 9. /Foto: estrelladigital.es

Josep Sansano

Antes de llegar a la presidencia de la Generalitat, Eduardo Zaplana declaró que “mi primera medida será privatizar Canal 9, porque si me veo, a lo mejor me gusto”. En 1995, ya en la presidencia de la Generalitat, aseveró sobre la televisión autonómica, “quiero privatizarla en cuanto se aprueba la ley correspondiente” y añadió que era “el último bastión en el que están resistiendo los socialistas”.

La Ley nunca se aprobó y Zaplana se gustó mucho, de modo que, con su antigua jefa de prensa en el Ayuntamiento de Benidorm, Genoveva Reig (imputada) al frente de Canal 9, fue omnipresente. Como luego lo sería Francisco Camps y más tarde Alberto Fabra, hasta que tuvo que cerrarla porque era insostenible económicamente.

Canal 9 fue puesta en marcha por el socialista Joan Lerma en 1989 y entre ese año y 1995 acumuló una deuda de 32 millones de euros, con una plantilla muy abultada de 653 trabajadores, seleccionados, mediante oposición, entre los fieles al PSOE. Lo que hizo el PP fue meter a los suyos y duplicar y triplicar la plantilla: 1.027 trabajadores con oposición, 1.800 en total, sumando los que habían entrado sin mediar oposición. Es decir, un número superior de personal a la suma de las plantillas de Antena 3 y Tele 5, con una deuda de 1.287,5 millones de euros, 40 veces más que la dejada por los socialistas.

La Generalitat valenciana va a volver a cometer el error Canal 9 y, a las primeras de cambio, se ha encontrado con las dificultades lógicas, que preanuncian, de nuevo, la misma acumulación de errores. Si las autonomías son el cáncer de España, las televisiones autonómicas son el juguete y el aparato de propaganda de los políticos y un pozo sin fondo. Y eso no va a cambiar con Ximo Puig ni aferrándose al valenciano como argucia.

De hecho, el primer paso de la nueva televisión autonómica se ha aplazado hasta septiembre. ¿Por qué? Todos los partidos querían arrimar el ascua a su sardina y controlar la televisión o, al menos, tener la cuota parte de control político. Ni un solo independiente propuesto para el Consejo Rector de la Corporación Valenciana de Medios de Comunicación. El PSOE propone a Josep López, excorresponsal de Canal 9 en Bruselas, como presidente, pero los vínculos familiares de su esposa con el secretario de Organización del PSPV, Alfred Boix, y su amistad con Ximo Puig llevaron a Ciudadanos a cuestionar su independencia.

El PP, por su parte, hizo cuestión de que su representante en el Consejo Rector fuera Maite Fernández, exdirectora de informativos en una etapa muy cuestionada por sus altos niveles de manipulación. Compromís ha propuesto a su sociólogo de cabecera, Rafa Xambó.

Así que nadie se ha curado de la vieja adicción a politizar y controlar la gestión, con oscuras y tensas negociaciones de cuotas. Y nadie se va a curar de otra adicción estrechamente relacionada con la anterior: a colocar a los suyos, a las plantillas abultadas, a la propaganda, a gustarse, al gasto irrestricto. Y eso en un momento en el que, por ejemplo, de cara al verano la Conselleria de Justicia no ha aprobado las sustituciones de jueces para el mes de agosto, porque no hay dinero.