Enrique de Diego
Hay muchos intereses creados y mucha histeria, que pervierte la realidad hasta hacerla irreconocible. A Ciudadanos no le conviene pactar con el PP. Ciudadanos estaba pensado para que, junto con el PP, tuvieran entre ambos la mayoría absoluta, y el edificio quedará como está con una capa de pintura regeneracionista, muy superficial.
Como eso no ha ocurrido, cualquier posible pacto, y el que especulan a todas horas los lacayos peperos, de un acuerdo de legislatura que incluyera a Ciudadanos y al PNV, además de ligeramente insuficiente, parece altamente improbable, porque para Ciudadanos seria firmar su sentencia de muerte política. Ciudadanos, por trayectoria, por coherencia, y por mantener los cuarteles de invierno del feudo catalán, no puede salir en ninguna foto con nacionalistas.
Un Gobierno apoyado por el PNV, incluso en el supuesto de que en Vascongadas fuera posible o necesario un acuerdo entre PNV y PP, tras el 25 de septiembre, tendría una intrínseca debilidad para afrontar el reto secesionista catalán; más debilidad incluso de la mostrada hasta ahora por Mariano Rajoy, que es el generoso financiero de la secesión con continuos trasvases de dinero estatal para sostener una Generalitat mal gestionada, en reto permanente, ahora con asalto a la Agencia Tributaria, y con una desesperada y emocional huida hacia adelante.
Un pacto de Ciudadanos con el PP representaría un elevado riesgo de absorción para los de Albert Rivera, que podrían sobrevivir si pactaran quedarse en exclusiva con Cataluña, como una especie de UPN.
Lo único que verdaderamente le puede beneficiar a Ciudadanos es que el PP pase a la oposición y entre en convulsión interna, porque la sucesión de un hombre tan apegado al poder como Mariano Rajoy no va a ser fácil.
Desde el primer día, RL dijo que Pedro Sánchez había obtenido un mal resultado, pero que era el mejor situado para formar Gobierno. La vía de un acuerdo con Podemos más los separatistas, es imposible, porque el PSOE es un partido nacional, y ni puede ni debe renunciar a ese código genético que está en sus propias siglas.
La única opción válida es un Gobierno PSOE-Podemos-Ciudadanos, que no es fácil de ahormar porque Podemos tiene veleidades autodeterminadoras, que no conjuga con Ciudadanos, y donde ha quedado mejor posicionado ha sido en Vascongadas y Cataluña. Por el contrario, Pablo Iglesias tendría muy difícil aparecer y definitivamente como el apuntalador de Mariano Rajoy y el responsable último de una nueva repetición de elecciones. No es que RL esté a favor de ese Gobierno, es que, desde el punto de vista del análisis, es el más, y casi el único, factible.