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Para Ignacio Escolar, la masacre de Múnich ya es «neonazi»

Redacción




Ignacio Escolar, la manipulación sin límites. /Fotoar.cat.
Ignacio Escolar, la manipulación sin límites. /Fotoar.cat.

Miguel Sempere

No hay límites en la manipulación, tampoco parece haber penalización por una sociedad adormecida que parece dispuesta a pagar su funeral. Para El Diario de Ignacio Escolar la masacre de Múnich ya ha pasado a ser «neonazi«. Según El Diario, «el tercero y más sangriento de los ataques, el de Múnich, fue cometido por un ciudadano germano de origen iraní y parece tener una inspiración nacionalista, incluso neonazi». Esto de convertir a un germanoiraní en un retardado émulo de las SS supera todos los listones de la manipulación y provocaría hilaridad si no hubiera muertos de por medio.

¿En qué se basa El Diario, y cuantos, no pocos, han ido haciendo esta escalada de manipulación que terminará, a este paso, con el germanoiraní en las Waffen SS o de carcelero en Auschwitz? Fue en la rueda de prensa del responsables de la Policía de Múnich, Hubertus Andrä. Primero, el responsable policial, afirmó que «no hemos encontrado nada que haga pensar que el atacante tuviera algo que ver con el terrorismo islamista, en concreto con el Estado islámico. Ni el ataque ni el atacante tienen relación alguna con el tema de los refugiados».

«En cambio, si hemos encontrado material que mostraba interés por casos de matanzas generados por ataques de locura». De ahí, pasó a que la Policía sospechaba que se había inspirado en el caso Breivit. ¿Sobre qué base? a) el día del atentado se cumplían cinco años de la masacre en Noruega b) «cuando alguien se interesa de forma tan intensa por ataques masivos y de locura seguro que Breivik también ha desempeñado un papel».

Sobre esa base especulativa, imaginativa e inconsistente, las televisiones empiezan a dar imágenes de Breivik levantando el brazo y la prensa de izquierdas de la corrección política titula: «Breivik influyó en el asesino de Múnich«. Breivik ya ha pasado, casi, a ser el autor intelectual. De influir, influiría el amigo afgano con el que compartió sus planes y ha sido detenido, pero ya se ha puesto en marcha la trituradora de la manipulación y el germanoiraní es un ario supremacista, ¡un neonazi!, para el ignorante ilustrado de Ignacio Escolar.

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Desde el primer momento, la Policía hizo descarados esfuerzos por inducir a pensar que se pensara en que se trataba de un atentado xenófobo, por el hecho de que el asesino había gritado «yo soy alemán». Pero aquí está valiendo lo de que no dejes que la realidad te estropee un buen reportaje. La cuestión es que la corrección política ha pasado de la autocensura, y el diccionario de traducción rápida, a la grosera manipulación. ¿Y las sociedades consienten estos niveles de mentira para indigentes mentales?