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El día de la marmota: Rajoy nunca podrá gobernar

Redacción




Mariano Rajoy ya no estará nunca mejor que ahora. /Foto: republica.com.
Mariano Rajoy ya no estará nunca mejor que ahora. /Foto: republica.com.

Enrique de Diego

Mariano Rajoy nunca podrá gobernar. Es una evidencia aritmética. Todo lo que estamos viviendo es una pérdida de tiempo, a la que gente asiste con hastío y desprecio. Resulta chocante y lamentable que prácticamente nadie sea capaz de comprender las reglas de nuestro sistema.

No se puede gobernar en minoría. Se puede sobrevivir o sestear en minoría. Ese es otro delirium tremens de un Rajoy acosado por la corrupción, temeroso de que la pérdida del poder rompa los diques que ahora le protegen.

El PP sólo puede gobernar obteniendo la mayoría absoluta y eso es un imposible para mucho tiempo. Tampoco ha salido la operación relativamente bien diseñada de promocionar a Albert Rivera para que recogiera el amargo desencanto del PP. Rajoy y Rivera han tenido encuentros que ahora se denominan discretos, y que en realidad son secretos, sin luz y taquígrafos, en los que Mariano le ha transmitido a Albert que en unas nuevas elecciones, el PP subiría y Ciudadanos se hundiría. No se necesita ser Pedro Arriola para establecer tan expectativa. Pero tampoco le serviría de nada al PP, porque lo que le quitara a Ciudadanos se lo quitaría a la suma.

Él sigue en La Moncloa y todos los peperos cobran a fin de mes

Así que, para no engañarnos, lo que está haciendo Mariano Rajoy es ganar tiempo, porque no es cierto que España esté sin Gobierno. Él sigue en La Moncloa y todos los suyos siguen cobrando a fin de mes, que es de lo que se trata, que la política es un negocio. Continúan controlando RTVE, la agencia Efe, la SEPI y todas las sinecuras.

Rajoy, racionalmente, está interesado en que haya unas terceras elecciones y unas cuartas y unas quintas, porque nunca podrá gobernar, nunca podrá tener una situación mejor que la que tiene. Es obvio que la abstención del PSOE en el debate de investidura serviría para poco, porque tendría que seguir absteniéndose indefinidamente, y eso es un Gobierno de gran coalición, que podría plantearse incluso para frenar al separatismo catalán, pero sin Rajoy, que es un débil y que está tan rodeado de corrupción que el que se acerque a él terminará salpicado.

Lo que sucede también es que el PP no puede permitirse pasar a la oposición, porque no tiene mimbres para regenerarse. Los jóvenes que han puesto en primera línea son insustanciales, no tienen hechura y están quemados antes de tiempo. Y el resto tiene trastienda. Y los dos herederos: Alberto Núñez Feijoo y Cristina Cifuentes podrían ser arrastrados por la negra herencia de Rajoy.

El monarca tendría que haberle exigido a Rajoy que acudiera al debate de investidura tras el 20D, porque aún debe cumplir la función sacrificial del chivo expiatorio, para que se abran paso otras opciones, que matemáticamente son posibles. El monarca está demostrando, hasta ahora, que no sirve para nada y que carece de capacidad de maniobra.

Rajoy puede rodearse cuantas veces sea posible en el balcón de la indignidad de Génova, y festejar sus hooligans victorias pírricas, pero nunca más gobernará; el PP ya nunca más obtendrá mayoría absoluta porque ha desaparecido de algunas zonas de España y en otras, su techo ha bajado sustancialmente.

Rajoy no es ni tan siquiera Bill Murray, es la dormilona marmota Phil, que no quiere salir de su madriguera…en Moncloa.