Enrique de Diego
En este día de la marmota en el que Rajoy ha sumido a la política, cada día es igual al de ayer desde el 20 D, y así llevamos más de seis meses. El que amenaza con que su jefe se va a tomar su tiempo y a lo mejor no presenta su candidatura es el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando. “No sería aconsejable someterse a la investidura si no se cuenta con los votos suficientes”. Esto ya se sabía tras el 20D y más aún tras el 26J.
En realidad, Rajoy tiene nulas posibilidades de formar gobierno y menos estable. Sería muy difícil coordinar un Gobierno respaldado por el PNV y Ciudadanos. Los de Albert Rivera, a los que Rajoy no dijo toda la verdad o engañó en la elección de la mesa de las Cortes, no quieren que les contamine con los nacionalistas, cuyo rechazo es la seña de identidad esencial de Ciudadanos, sin la cual nada les quedaría. Así que le toca el tirno a Inés Arrimadas presionar al PSOE: “el PSOE no puede echarle el muerto a nadie porque lo tiene dentro”. En realidad, es mucho más Ciudadanos quien lo tiene tras haber pactado “sillones” con el PP. Podemos, que últimamente anda desnortado, anda empeñado en que el PSOE le dará el poder, al final, al PP. Ahora lo dice, desde Andalucía, Teresa Rodríguez.
Pero no está en la mano del PSOE salvar de su propio atolladero a Mariano Rajoy, salvo mediante el hara-kiri colectivo de la “gran coalición”, que nadie postula, ni tan siquiera Felipe González, ni Susana Díaz que sigue conspirando con un político acabado como Eduardo Madina.
Podemos seguir en el día de la marmota, pero aquí sí hay consecuencias. Premisa 1: No es posible la gran coalición PP-PSOE. Premisa 2: No es posible ningún tipo de Gobierno PP, más PNV, más Ciudadanos. Conclusión: Rajoy no puede formar Gobierno.
Repitamos, en ese tedioso día de la marmota, que una abstención del PSOE en la investidura no resolvería nada. Porque está el día después y el siguiente, y si el PSOE siguiera apoyando al PP eso se llama gran coalición, así que volvemos a la premisa 1.
El inmovilista de Rajoy debía haber cambiado la ley electoral, y haber puesto segunda vuelta, pero a Rajoy cambiar le produce aversión. Así que ahora tendría que convocar elección tras elección para ir haciendo desaparecer a Ciudadanos y concentrar todo el voto en el PP, porque el PP sin mayoría absoluta no puede gobernar. Pero eso es ya un imposible metafísico.
No es cierto que si Rajoy no puede ser investido haya que ir a terceras elecciones. Esa es una más de las mentiras en las que ha sumido Rajoy, empezando por la de que ha ganado las elecciones, sin enterarse de que el marco de juego es parlamentario. Existen, matemáticamente, dos opciones: PSOE-Podemos más nacionalistas y PSOE-Podemos más Ciudadanos. A la primera opción, le ha allanado el camino el propio Rajoy legitimando a los separatistas con sus erráticos escarceos, tan alabados por el coro de los mediocres lacayos peperos. Francisco Homs dice que está dispuesto “a mojarse” para echar a Rajoy.
La segunda es la que intentó Pedro Sánchez tras el 20 D y no salió porque Podemos estaba emocionado con la pulsión del sorpasso, pero ahora tiene muchas más posibilidades porque tanto Albert Rivera como Pablo Iglesias han salido tocados de las urnas y hasta Iñigo Errejón, esa lumbrera de la politología, propugna o espera una mutación.
Este análisis lo repetiré mañana y pasado y…Es una broma, como la política española actual.