AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Losantos. El charamita manipulador

Redacción




Federico Jiménez Losantos ha perdido la Esperanza...Aguirre. /Foto: lavozdevida.wordpress.com.
Federico Jiménez Losantos ha perdido la Esperanza…Aguirre. /Foto: lavozdevida.wordpress.com.

Enrique de Diego

Entre los lacayos, Losantos es el bufón; ese personaje al que se le permiten decir algunas verdades, alrededor de la mesa de sus señores, con tal de entretener y no hacer daño. Es una figura presente en las obras de Shakespeare, aunque Losantos no dé la talla.

Losantos es también el charamita, que toca la flauta y hace mucho ruido, pero sin fondo alguno. Ese es el resumen de su vida pública, desde que era un converso que se masturbaba viendo la televisión vaticana por las noches -¡qué rarito!- hasta que sentó cátedra de papa ciego de El Palmar del liberalismo parodia patrio.

Fui accionista y colaborador de Libertad Digital. Y de eso ha contado algunas mentiras e insidias, porque es rastrero el personaje, y una verdad: que escribía mucho, ¿y? Nunca pertenecí a la secta losantiana, ni, por tanto, defeccioné. La vida es sencilla y a veces la complicamos. Empecé a colaborar porque me lo pidió Javier Rubio, que era director de Libertad Digital y el amigo íntimo de la infancia del charamita. Luego lo fulminó sin explicación alguna.

Con las manitas puestas para pillar

Tenía Javier Rubio un problema acuciante: carencia de columnistas. Seguía una técnica acertada: columna añadida a las noticias, que servían de comentario. Tengo un talón de Aquiles que me ha dado muchos problemas; en cuanto alguien hace como que es mi amigo, me entrego. Estoy demasiado dotado para la amistad en estos tiempos en que no hay amigos sino intereses. No escribiría mucho, por dinero, pues Losantos es rata y los emolumentos eran reducidos, cuatro perras. En aquella Libertad Digital no habían recalado las camadas de liberales trinconcillos, exaltadores teóricos de lo privado, y depredadores compulsivos de lo público. La secta losantiana se fue haciendo adicto al liberalismo egipcio y fue yendo con las manitas puestas para pillar de donde fuera.

Les vino muy bien mi colaboración, porque aquello, que se caía, tomó cuerpo y Losantos chupó bastante de mis ideas, que él tiene pocas y las cambia cada cierto tiempo. Tuvo, al margen de ese descerebre del maoísmo, de azañismo republicano, de la que no le han quedado secuelas.

Me llamaba Javier Rubio y me pedía artículos de tal o cual noticia. La relación siempre fue cordial y fructífera. Nunca hablé con Losantos, ni tuve relación personal alguna.

NO TE LO PIERDAS:   Elon Musk advierte que la inmigración ilegal puede producir "algo mucho peor" que el 11 S

Andando el tiempo, entré en la revista Época, primero como corresponsal político y luego como subdirector y recuerdo que le hice una entrevista a Losantos. Y no fue más, hasta que el hoy irrelevante y quebrado Julio Ariza la emprendió contra Francisco Álvarez Cascos, por regalos recibidos por éste del favorecido propietario de Alsa. Ariza le tenía ganas a Cascos porque había sido, como secretario general del PP, el que había desmantelado el vidalquadrismo del PP catalán, en el que Ariza el número dos, el secretario general. Reaccionó el entonces ministro de Fomento retirando la publicidad e iniciando una persecución contra Intereconomía. Libertad Digital, guardo silencio. Ariza me exigió muy perentoriamente que les solicitara solidaridad ante aquel ataque a la libertad de expresión, pero se negaron. Ariza, entonces, me exigió que dejara de colaborar. Tenía toda la razón. Libertad Digital nació con el 50% de las acciones de Ariza, quien también puso en marcha los servicios informáticos, y nunca le dejaron tocar bola. Y como tenía razón, le hice saber a Javier Rubio que dejaba de escribir en tanto no se resolviera la situación.

Se me ha olvidado decir que, antes, había ya adquirido acciones por dos millones de pesetas de las de entonces.

Se resolvió la situación porque Cascos salió del Ministerio y llamé a Javier Rubio para decirle que, terminado el conflicto, volvía a colaborar. Javier Rubio se negó. Yo ya no era un colaborador, sino un accionista y le dije que consideraba absurdo no poder escribir en un medio del que era propietario. Argumento tan capitalista no hizo mella. Pasó el tiempo y anunciaron una ampliación de capitales. No sólo no iba a acudir, sino que expresé mi voluntad de vender. Por los extraños estatutos elaborados por Losantos para tener el control, si yo no quería no podían ni hacer la ampliación. Podía, literalmente, hundirles o sacarles los higadillos. Visto con perspectiva, tal y como se portó el charamita, debí hacerlo. O bloquear la ampliación u ofrecérselas al mejor postor, a El País, por ejemplo. Hubiera hecho un bien a España y al periodismo.

Como un caballero, les dije que no quería plusvalía alguna, sino simplemente irme, cortar la relación, y que por tanto pedía el valor nominal: dos millones de pesetas. Ni un céntimo de interés, ni expectativas de los pelotazos inmediatos del liberalismo egipcio, que pronto vino la piñata de concesiones de radio y la licencia de TDT de Madrid, revalorizando mucho las acciones, que luego han caído por la pésima gestión de Losantos y la rebatiña de sus aduladores. Solamente no quería estar allí, me empezaba a oler mal.

NO TE LO PIERDAS:   Comunismo: La ocultación del fracaso y los crímenes

Me dijeron que me las compraba Alberto Recarte, a la sazón presidente de Libertad Digital, y fui citado en una céntrica notaría. Ese personaje patibulario, ese presunto delincuente que hundió Caja Madrid, ese imputado que tenía una tarjeta black para robar sin medida, apareció muy digno y enfadado como si le hubiera llamado proxeneta.

Luego Losantos difundió que les había chantajeado, dando a entender que me había enriquecido aprovechando la circunstancia. Charamita canallita. ¡Encima que perdí dinero, pues no me rentó!

Losantos, chapoteando en la mierda y recibiendo de la caja B de Génova

En esa ampliación de capitales es cuando ya Losantos chapoteó en la mierda hasta que le llegó más arriba de la coronilla. Y le gustó al trinconcete. Losantos ya no se masturbaba con la televisión vaticana, sino con los presupuestos de la Comunidad de Madrid, bien agarrado a las ubres de Esperanza Aguirre, madre nutricia de todos los corruptos. A pedirla acudieron Losantos y Recarte, el hampa liberal con ínfulas: danos algo. Espe les remitió al inútil amigacho Ángel Acebes, tocadísimo por su ineficacia en todo lo relacionado con el 11-M, que esa es otra que tengo que contar, y Acebes llamó a Luis Bárcenas: qué tenemos en la caja B. En total, según recoge la contabilidad manuscrita de Luis Bárcenas del año 2004, el PP inyectó a Libertad Digital más de 400.000 euros en dinero negro, procedentes de su contabilidad en B. El liberalismo egipcio con música de El Padrino.

Luis Bárcenas suministró fondos de la caja B a Libertad Digital. /Foto: zoonews.com.
Luis Bárcenas suministró fondos de la caja B a Libertad Digital. /Foto: zoonews.com.

Ahora, Losantos, acuciado por su mala gestión, y por el interés en vender de muchos accionistas que no lo ven claro, lanza una segunda ampliación de capitales: Cuantía del aumento y capital resultante: Importe máximo del aumento: 1.291.220 € (representa un 50% del capital actualmente existente). Resultante: 3.873.660 € (en caso de suscripción 100%). Cuantía total de nominal + prima: 3.228.050 €. Invertir ahí es ganas de tirar el dinero.

Ahora que ha perdido lo último que se pierde: la Esperanza… Aguirre, ya veremos a quién consigue engañar el charamita en horas bajas, bajísimas.