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Donald Trump: El hombre al que nadie esperaba

Redacción




Donald Trump, el retorno del patriotismo. /Foto: t13.cl.
Donald Trump, el retorno del patriotismo. /Foto: t13.cl.

Virginia Montes

¿Puede llegar a ser candidato alguien que proponga elevar un muro a todo lo largo de la frontera con México? ¿Alguien que diga que los inmigrantes traen delincuencias y violaciones? ¿Puede llegar a ser candidato a la Casa Blanca quien proponga impedir la entrada a Estados Unidos a cualquier musulmán? Puede. Se llama Donald Trump y, en medio de polémicas cruzadas, está siendo proclamado candidato del Partido Republicano –el mismo de Abraham Lincoln– a la presidencia de los Estados Unidos.

Donald Trump es el hombre al que nadie esperaba, ningún medio de comunicación, incluida la Fox, ni nadie del aparato de Partido, que ha estado conspirando contra él hasta el mismo momento del inicio de la Convención en Cleveland. Ninguna de las maniobras han servido para pararle.

Cuando el 16 de junio de 2015 presentó su precandidatura, con el lema “We are going to make our country great again” (Vamos a hacer a nuestro país grande de nuevo), Donald Trump era un outsider, pero no un desconocido, desde luego. Con dos divorcios sonados, el primer muy caro, presente con frecuencia en platós televisivos, empresario de éxito, pero que en los años noventa entró en bancarrota, mutimillonario, 1,88 de egocentrismo, dueño hoteles de lujo, campos de golf, casinos, concurso de miss Universo y miss USA, edificios de alquiler para la clase media, Trump no había pasado nunca desapercibido.

Nacido en el barrio de Queens de Nueva York el 14 de junio de 1946, uno de los cinco hijos de un empresario inmobiliario, de ascendentes alemanes, y de una inmigrante escocesa, presidente del imperio Trump Organization, según la revista Forbes, su fortuna asciende a 4.100 millones de dólares y, según los datos contables aportados por él mismo a la revista Bussiness Insider, a 8.700 millones.

En una nación donde ser rico está bien visto, mejor que ser pobre, Trump, aquel 16 de junio de 2015, se presentaba sin ataduras, con total independencia, dispuesto a financiarse la campaña, sin pedir ni ayudas públicas, ni privadas, sin relación alguna con los lobbys. Podía decir lo que quisiera y lo ha dicho, vaya si lo ha dicho.

Una candidatura por patriotismo

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¿Por qué un multimillonario, que ironiza con que renunciara al sueldo de presidente, que eso no le costará hacerlo, se presenta a unas elecciones tan duras como las de la presidencia de la mayor potencia del mundo? Por afán de protagonismo, desde luego. En él, proverbial y constante. Dueño de un equipo de fútbol, hasta patrocina una carrera ciclista, la Tour Trump, como su avión privado se llama el Trump One. Pero también por patriotismo, aunque para algunos sea nada inteligible. En la presentación de su precandidatura escandalizó bastante su diagnóstico de que el sistema “está roto” y “ni yo ni Estados Unidos tenemos tiempo para ser políticamente correctos”. Un mundo que se cae, en ruinas morales, y a cuyo rescate acude.

Convención de Cleveland: Por una América grande. /Foto: entornointeligente.com.
Convención de Cleveland: Por una América grande. /Foto: entornointeligente.com.

Era impensable que alguien se atreviera a retar a la corrección política imperante en términos monopolísticos. Esa extraña ideología anestesiante, que domina las redacciones y las universidades como un nuevo totalitarismo difuso pero muy persistente e insidioso, había dominado las dos últimas campañas electorales, en los dos partidos, y todo parecía indicar que sucedería igual en ésta, donde Jeb Bush salió de la meta como el candidato del partido.

Melania Trump. /Foto: noticias.terra.es.
Melania Trump. /Foto: noticias.terra.es.

No es cierto que los medios prestaran constante atención a Donald Trump. La primera estrategia fue la habitual en la corrección política, el silencio y el ostracismo frente a un outsider: dónde va este loco. Luego, se pasó a la segunda fase: la ridiculización. Es un histriónico, mirad qué cosas dice. Pero, de repente, empezó a verse que esas cosas que dice Donald Trump son las que piensan muchos norteamericanos sin voz, de nuevo la mayoría silenciosa y moral, que no tienen espacio en los medios, ni merecen la atención de las cátedras, pero que son esas personas laboriosas que cada día sacan adelante a la sociedad y que no concuerdan con esa trama de estupideces con la que se pretende llevar a cada una de las sociedades occidentales al suicidio colectivo. Y entonces los diques se rompieron, los goznes saltaron y se comenzó a hablar del “fenómeno Trump” y de cómo frenarlo, porque otra tesis era que se trataba del peor candidato posible para el Partido Republicano que provocaría tal rechazo que la candidata del Partido Demócrata lo tendría sumamente fácil y eso, a día de hoy, tampoco está nada claro.

He aquí algunas frases de Donald Trump que ningún asesor político al uso le hubiera aconsejado pronunciar porque se suponía que representarían el final de su vida política:

«Pido el bloqueo completo y total a la entrada de musulmanes en EEUU»

«Si gano las elecciones, devolveré a los refugiados sirios a casa»

«Un muro en la frontera con México nos ahorraría muchísimo dinero»

«México nos envía a la gente que tiene muchos problemas, que trae drogas, crimen, que son violadores»

«Este es un país en el que hablamos inglés, no español»

“John McCain no es un héroe de guerra. Prefiero a los que no han sido capturados» (por el senador republicano que fue prisionero en la guerra del Vietnam)

«Si yo llego a estar al mando, dudo que los terroristas del 11S hubiesen entrado al país» (un torpedo a la línea de flotación de la desprestigiada familia petrolífera Bush)

«El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos, para volver a la industria manufacturera estadounidense no competitiva».

«Tristemente, el sueño americano está muerto. Pero si fuera elegido presidente, lo traería de regreso más grande, mejor y más fuerte que nunca y haríamos a Estados Unidos grandioso de nuevo».

«Cher, yo no uso peluca… Es mío. Y prometo no hablar de tus masivas cirugías plásticas que no funcionaron» (muestra de su capacidad para la polémica).

Llegando a Cleveland en una marea de popularidad, habiendo dejado atrás a todos los oponentes apoyados por el partido, Donald Trump ya ha abierto una grieta enorme en la corrección política, ya ha mostrado que es una imposición que la gente sensata no comparte, que esa gente quiere un “sheriff” que promete “orden y ley” y un liderazgo fuerte, frente a los liderazgos débiles que están hundiendo en un cenagal a las sociedades occidentales, dejándolas indefensas. Trump, que ya ha dejado en ridículo a todos los analistas, bien puede ser el futuro presidente de los Estados Unidos, frente a una Hillary Clinton, quintaesencia de la corrección política, que huele a pasado, a naftalina.