Miguel Sempere
A la espera de que se confirme con las votaciones, PP y Ciudadanos han alcanzado un pacto de casta para la Mesa del Congreso, que compromete también al PSOE.
Si todo funciona según el horario previsto, el pacto entre PP y Ciudadanos otorgará en segunda votación, con mayoría simple, la presidencia del Congreso a la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, uno de los pocos cargos del PP que mantiene prestigio de eficacia y que no ha estado en polémicas.
El PSOE ha rechazado votar al candidato de Unidos Podemos, Xavier Domenech, y mantiene la candidatura de Patxi López, que podría salir si fuera votado por Unidos Podemos y los grupos independentistas, que, por ahora, se mueven en la línea de la abstención.
De cumplimentarse la eficacia del pacto, tres puestos de la Mesa del Congreso serían para el PP y dos para Ciudadanos, incluida una vicepresidencia. No se han ofrecido nombres y, por tanto, se desconoce si seguirían por este partido Ignacio Prendes y Patricia Reyes.
Si este acuerdo sale adelante, que incluye la abstención de Ciudadanos en el debate de investidura de Mariano Rajoy, es previsible un gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos, con la aquiescencia del PSOE en aras de la razón de Estado y la gobernabilidad.
Ciudadanos se daría, en buena medida, por proyecto político amortizado y se satelizaría respecto al PP, a cambio de tocar poder y ocupar ministerios.
Pedro Sánchez, en esa hipótesis, a la espera de confirmación de los indicios, asumiría buena parte de los postulados de Susana Díaz a cambio de su salvación personal y la pacificación del partido.
Podemos quedaría aislado, con un cordón sanitario, y cuarteado internamente por el debate incipiente sobre las virtudes y los defectos del pacto con Izquierda Unida.