Enrique de Diego
Resulta tedioso y vergonzante percibir el hundimiento creciente de Susana Díaz en la ignorancia proteica. Parece el momento, para que se recluya en Andalucía, donde ha sufrido un varapalo electoral y haga voto de silencio, al menos durante un tiempo prudencial.
Demasiado al dictado de Felipe González, Susana Díaz, encantada de lo lejos que la ha dejado llegar el felipismo, une estrategias contradictorias que no se pueden unir. Eso de dejar gobernar al PP, que es imposible, que de ser, se llama y es gran coalición, es contradictorio con pretender abrir un debate sobre la secretaría general. Habría que resolver esta cuestión interna, antes de afrontar el apoyo a Rajoy, porque, si no, no hay interlocutor.
Tampoco se pueden conjugar eso de pasar a la oposición con dejar gobernar a Rajoy. Si dejas gobernar a Rajoy es que eres su aliado y ya lo lógico es que pidas ministerios. Si estás en la oposición, estás para descabalgar a Rajoy y al PP. Parece mentira que cuestiones tan obvias, Susana Díaz sea incapaz de comprenderlas. Si Rajoy no puede formar gobierno y dar estabilidad, debería dimitir e irse. No lo va a hacer, porque tiene miedo, tiene demasiados secretos inconfesables.
Eduardo Madina no tiene recorrido, es un resentido al que hay que colocar
Su respaldo a Eduardo Madina es enternecedor, pero no tiene recorrido. Eduardo Madina hoy es un resentido, que ya fue derrotado en confrontación, y al que ha habido que colocar para que sobreviva, y de paso su pareja, Paloma Villa, no pierda su puesto en Telefónica, por muchos méritos personales que en ella concurra, pero Telefónica no ficha por méritos, sino por influencia política.
Pedro Sánchez no es un perdedor, como ha pretendido transmitir Susana Díaz, porque las expectativas y contextos también cuentan. El secretario general y seguro candidato a la presidencia del Gobierno, tras el previsible fiasco del debate de investidura de Rajoy, ha tenido que batirse con una competencia seria, como es Podemos, con un mensaje de deslegitimación. Esto no había sucedido antes, ni con Alfredo Pérez Rubalcaba.
La misma Susana Díaz ha dicho que a los socialistas les ha salvado la campana del sorpasso, pero no ha sido la campana, ha sido Pedro Sánchez, bajo una elevada presión, y eso lo saben el resto de barones regionales, menos prepotentes que Susana Díaz y más sensatos. Ahora Susana Díaz ha prometido lealtad al secretario general del PSOE. Supongo que a Pedro Sánchez le bastaría con que estuviera callada y sin tanto afán de protagonismo, durante un tiempo, al menos.