Miguel Sempere
Luis María Anson, más que un periodista es un traficante de influencias. Y también un consumado manipulador, que miente hasta en su biografía.
Ansón, antes de que britanizara su apellido, se ha presentado como un monárquico, que estuvo en la oposición a Franco. Un demócrata de toda la vida. Esto no es cierto. Ansón se declaraba “radicalmente antidemócrata”.
En su juventud, Luis María Ansón publicó una serie de libros –retirados oportunamente de la circulación- en los que reivindica el pensamiento contrarrevolucionario y la llamada monarquía tradicional. Títulos como “La monarquía, hoy”, “La hora de la monarquía” o “Maurras, razón y fe”, de exaltación del reaccionario francés.
Para el apasionado reaccionario, “el sufragio, los partidos sin límite, el parlamentarismo absoluto, eso ya no quedan hombres inteligentes que lo defiendan”, porque “los delirios liberales conducen primero a la mediocridad, luego a la corrupción, finalmente a la anarquía y el caos”.
De hecho, la doctrina liberal “no es nada que se pueda tomar en serio. Es, cuando mucho, el oportunismo político, la incapacidad y la incompetencia y, eso sí, indefectiblemente, la pedantería y la suficiencia”. De ahí que “el monárquico liberal es un completo absurdo, eso sí, un absurdo bastante frecuente. A la larga tal vez sea más dañino para el país y para la propia Institución que el mismo republicano”.
Para el joven Ansón ser demócrata es propio de «débiles mentales»
Para Ansón, ser demócrata era ser un débil mental: “La democracia inorgánica, el sufragio universal, los partidos políticos y el parlamentarismo, este es el atractivo y nefasto ropaje exterior que emboba a los ingenuos, a los débiles mentales o a los que no han estudiado suficientemente”.
“En cuanto a la libertad de enseñanza, nada existe más peligroso para el Catolicismo que este principio, hijo de la Revolución laica”. Puesto que “el error no tiene ningún derecho” y “sólo puede haber libertad para la Verdad”.
Ansón ¡contra la libertad de expresión! y el sufragio universal, «el caos completo»
Por supuesto, para Ansón nada de libertad de expresión, que “ha de tener forzosamente unos límites”, de modo que “quienes han propugnado la libertad de prensa han fracasado”.
Lo que le resultaba más insoportable al joven Ansón era el sufragio universal. Eso le ponía de los nervios, bramaba. “Pocos principios revolucionarios existen en la actualidad más desprestigiados, teórica y prácticamente, como el del sufragio universal”. Nada peor: “el sufragio inorgánico es un pésimo, un lamentable sistema representativo”. En resumen: “es, sencillamente, el caos completo”.
Veamos, por último, el modelo de monarquía que propugnaba. “La monarquía en España o es católica o no puede existir porque la llamada monarquía liberal es el puente tendido hacia la República, es el pacto entre la Institución y la Revolución”. Por tanto, “o restauramos íntegramente la monarquía de Su Majestad Católica, o empujamos a la nación hacia la República, hacia la Revolución y hacia el abismo”.
¿Qué cabe en esa monarquía, según Ansón? “En los países gobernados por un Estado católico, no se puede consentir la existencia de ningún partido que propague principios religiosos, sociales o políticos distintos a los de la doctrina católica”.
“En una monarquía católica es inadmisible la existencia de cualquier partido que, directa o indirectamente, ataque o menoscabe los siguientes principios fundamentales: la Religión Católica, la unidad nacional, la Monarquía representativa, la legitimidad dinástica, la representación orgánica, los derechos y deberes de la persona y el resto de los principios contenidos en las leyes fundamentales de la nación”.
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