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Pucherazo: Atraco a mano armada…de INDRA

Redacción




Imagen de las concentraciones del 15M: movimiento de la sociedad civil. /Foto: titomacia.ning.com.
Imagen de las concentraciones del 15M: movimiento de la sociedad civil. /Foto: titomacia.ning.com.

Enrique de Diego

El sábado, Carolina Bescansa, responsable de Estudios y Programas, presentará ante el consejo ciudadano estatal, las conclusiones de un estudio demoscópico con 1.500 entrevistas, en el que, obviamente, lo que se trata de desentrañar es el misterio insondable, hasta ahora, del 1,1 millones de votos, largo, abstencionistas de antiguos votantes de Podemos e Izquierda Unida.

Todo un fenómeno social, un terremoto que no fue detectado en ninguna encuesta. Ni tampoco en las realizadas a pie de urna. El sondeo de Sigma Dos tenía un muestreo muy superior al de Carolina Bescansa: 132.000 encuestas en 1.100 colegios electorales. El margen de error era por completo mínimo. Las encuestas fallan, por supuesto, pero no cuando marcan tendencias; y las a pie de urna, fallan poco, pues ya está todo decidido y se trata de hacer una foto de lo que acaba de suceder, de lo que ya ha sucedido. No, desde luego, en las dimensiones estratosféricas del 26J. Por lo general, se aproximan mucho en el porcentaje de voto y varían más en el reparto de escaños.

Los datos que daba Sigma Dos el 26J –la de GAD3 eran muy parecidos- fueron: PP, 28,5% de los votos, entre 117 y 122 escaños; Unidos-Podemos, el 25,6% de los votos, entre 91 y 95 escaños; PSOE, el 22% de apoyos, entre 81-85 escaños; Ciudadanos, el 11,8% de los votos, entre 26-30 escaños.

Descomunal movimiento sísmico de votantes de Podemos hacia la abstención

Los datos oficiales de INDRA –eso es clave- descabalgaban a Podemos del sorpasso mediante todo un descomunal movimiento sísmico hacia la abstención. Pablo Iglesias lo ha justificado indicando que se habría producido un miedo escénico entre sus propios votantes ante la posibilidad de la victoria: se utilizó a Podemos como voto de castigo a la casta el 20D y un alto porcentaje tuvo miedo a expresar su voto en términos de Gobierno.

Ya hemos ido viendo como hay ligero trasvase de votos del PSOE a Podemos, y no al contrario, e insignificantes desviaciones de Podemos hacia PACMA y Recortes Zero. Como sube la participación en el voto por correo, el 85,6, e incluso en el voto CERA, donde gana con claridad Podemos.

Me viene sorprendiendo, gratamente, el alto nivel de los comentarios de los lectores en RL. Hay uno que me ha hecho sonreír: “no te esfuerces, que Enrique ya se ha obsesionado con que hay pucherazo y no atiende a razones. De Diego siempre es así”. Uno que me conoce. Cuando percibo una causa justa, me implico. Y no soporto la mentira.

Los votantes de Podemos no percibieron nada en su círculo de amigos votantes de Podemos

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Y hay otro que me ha hecho pensar. Lo firma Iván Ferrer: “Se supone que un votante de Podemos tiene amigos votantes de Podemos. Si todos los que creemos en el pucherazo hubiéramos visto en ese círculo de amistades que había falta de entusiasmo ante el 26J, posibilidades claras de abstención, seguro que hoy estaríamos callados y resignados ante el resultado. No estaríamos hablando de fraude, sino de qué puede haber ido mal. Cabreados, sí, pero por otros motivos. Pero no es así. Sólo esto da mucho que pensar”.

Otro lector, Jaime Pérez, por el contrario, viene argumentando con sólidos argumentos contra el pucherazo y apunta la tesis del efecto Brexit: “es lógico que haya divergencia entre el voto extranjero y el del 26J por el factor Brexit. Estoy seguro de que si comprobamos los antecedentes de las elecciones del 14M de 2004, las divergencias son similares”.

Lo que plantea Iván Ferrer es sumamente interesante. Pablo Iglesias ha hablado de su “acojone” al pasar de la “lucha partisana” a la “guerra de ejércitos regulares”. Podemos no es un partido de cuadros -como lo es de manera informe Ciudadanos- sino de bases. Hasta el momento, es más un movimiento que un partido; está en una frase previa –lo que llaman nueva política- sin haber perdido el contacto con la sociedad civil, de hecho son el único movimiento de masas de la sociedad civil española. Están organizados en círculos con una impronta asamblearia. Tienen abiertos los caminos de manera fluida para detectar desmovilización. Pero nadie notó nada; no hubo ni una sola voz de alarma, ni de aviso. ¿Por qué? Porque no existía esa desmovilización, que para ser tan numerosa, ha de mostrarse, incluso, por sus dimensiones, precisa portavoces, liderazgos; en las sociedades nunca se dan espasmos espontáneos.

Los análisis a posteriori, como el que va a presentar Carolina Bescansa, tienen una importancia relativa. “No hicimos encuesta propia, fue un error gravísimo”, se ha autoinculpado. Las encuestas son herramientas muy caras y “antepuse un criterio de economía a confiabilidad”. Los mítines estaban llenos y soplaban de empopada los vientos alisios de la “moral del vencedor” –la subida en las encuestas- que siempre mueven en esa dirección a los indecisos. Aquí no se produce nada de lo que sucede habitualmente. Todo contradice la lógica.

Lo único lógico es que la Plataforma change.org haya conseguido ya 200.000 firmas ante la Junta Electoral Central y esté dispuesta a ir al Tribunal Constitucional.

El Brexit y la matanza de Atocha, el 11 M de 2004

Está la tesis de Jaime Pérez del Brexit. Hubo de tener importancia en la movilización del voto a favor del PP, pero no percibo su relevancia respecto a la desmovilización brutal de Podemos. Éste partido envió a su secretario de Relaciones Internacionales, Pablo Bustinduy a Manchester a participar en un acto a favor del remain. Y al margen de las andorranas de esos días, que no detectan nada, está la macroencuesta de Sigma Dos que, en mi opinión, echa por tierra la tesis del Brexit como cuestión determinante. En efecto, en 2004, con la masacre de Atocha, hubo una distancia importante entre el voto CERA –emitido antes de la masacre- y el de las urnas, a posteriori. En el voto CERA ganó el PP con mayoría absoluta, el 14 M, el PP perdió el poder en las urnas. Pero me parece difícil comparar el impacto emocional de la masacre con la del resultado del Brexit. Son grados muy distintos de influencia. La comparación es retórica cuando no imposible.

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No hay ninguna razón explicativa ni de que 1,1 millones de votos de Podemos hayan desaparecido en el éter de la abstención informática, ni tampoco, como hemos visto, en que ese terremoto haya pasado desapercibido para todos, menos para INDRA. Desapercibido para las encuestas, desapercibido para todos los medios de comunicación, desapercibido para los dirigentes de todos los partidos, desapercibido para los dirigentes de Podemos, que se precian en estar en contacto con las bases y desapercibido para Iván Ferrer y los militantes y simpatizantes y votantes de Podemos –que vienen protestando desde Plaza Podemos- que constituyen un movimiento civil ramificado en continuo contacto con la gente y con la calle y que hubieran detectado el más mínimo síntoma de desafección o desmovilización.

Toda la casta tiene un objetivo: Que Podemos no llegue al Gobierno, a cualquier precio

Nadie sintió el terremoto porque no lo hubo. Porque esto ha sido un atraco a mano armada…de INDRA. Porque todo el sistema, toda la casta tiene, aquí y ahora, hoy como el 26J un objetivo: que Podemos no llegue al poder, a cualquier precio; que no tenga acceso a los corruptos secretos de Estado, porque la mierda desbordaría y todo se vendría abajo con estrépito y muchos pasarían de la gloria y el fasto a la cárcel; que el tinglado de la corrupción irrestricta se mantenga el máximo posible. Y, por supuesto, porque se juegan mucho –sus grandes fortunas amasadas a golpe de pelotazos y mordidas- y porque quieren seguir siendo impunes, gozando de sus privilegios y llevándonos a una sociedad de amos y esclavos…son capaces de todo. Tenían el móvil y los medios: apesta a pucherazo. Y eso tendrá graves consecuencias. Lo contaré más pronto que tarde.

Voto CERA: Gana Podemos con sorpasso y más participación

Pucherazo: INDRA es el PP más corrupto

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