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La UE está destruyendo las naciones

Redacción




 

La fuerza centrípeta de Bruselas favorece la centrífuga del indepentismo. /Foto:radio.uchile.cl
La fuerza centrípeta de Bruselas favorece la centrífuga del indepentismo. /Foto:radio.uchile.cl

Virginia Montes

Toda fuerza centrípeta provoca otra fuerza centrífuga. La supranacionalidad de Bruselas está destruyendo las naciones.

Todo empezó donde debió siempre mantenerse: en la Europa de las patrias y la libre circulación de mercancías, con el aditamento de la Política Agraria Común, concesión al dinámico campo francés. El Tratado de Maastricht lo distorsionó todo.

Como reacción a la fuerza centrípeta que quería concentrar todo en Bruselas ha disparado las fuerzas centrífugas. Nunca había habido tantas tensiones separatistas, cuando uno de los objetivos del viejo Mercado Común pasaba por no cuestionar las fronteras.

Pero también en su interior las sociedades han sido sometidas a fuertes tensiones para hacerlas perder su cohesión y su homogeneidad. Es frecuente escuchar expresiones de una cándida inconsistencia, en forma de llamadas a una quimérica Europa sin fronteras, eliminando la misma realidad del Estado-nación. Se concede de esa manera la nacionalidad sin ningún sentido de pertenencia, con la mera pretensión de conseguir caladeros de votos para los políticos profesionales, esa plaga letal de nuestros días. Y, al final, por todas partes surgen nuevas fronteras en forma de barrios-ghetos como Molenbeck en el mismo corazón de Bruselas.