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Miguel Bernard, una prisión injusta, por la razón de Estado

Redacción




justicia

Enrique de Diego

Pasan los días y las semanas, sin la más mínima prueba, ni el más mínimo indicio que justifique la detención y el ingreso en prisión preventiva del secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernard.

El 15 de abril de 2016, el juez Santiago Pedraz dictó orden de prisión incondicional para Miguel Bernard, que hasta ese momento era una referencia de lucha contra la corrupción en España. En las escuchas telefónicas, en días previos, avisado de que Pedraz le está investigando, se refiere a él como un “hijo de puta”. Esa es hasta ahora la única justificación posible a un encarcelamiento trufado de razón de Estado y con la evidente intencionalidad de salvar a Cristina de Borbón.

Nunca pidió dinero ni ofreció retirar a Manos Limpias de la acusación

He tratado mucho a Miguel Bernard, tenía siempre abiertos los micrófonos de los programas de radio que yo dirigía. No pongo la mano por él ni por nadie. Si se hubiera corrompido, si hubiera utilizado su encomiable lucha contra la corrupción para corromperse, moralmente, sería doblemente grave. Mas, reitero, pasan los días, las semanas y los meses y no sólo no hay ningún indicio sino que todas las declaraciones –para frustración del juez- son exculpatorias: Miguel Bernard nunca pidió dinero, nunca ofreció retirar a Manos Limpias del sumario del caso Nòos. Y, sin embargo, en un abuso de poder intolerable se le mantiene en prisión preventiva, como si se tratara de quebrar su voluntad o fuera un peligroso delincuente.

Luis Pineda es Luis Pineda y Miguel Bernard es Miguel Bernard

Todo lo que va saliendo se refiere a Luis Pineda y a Ausbanc: que sí pedía dinero a unos y a otros, a los Bancos, a cambio de no iniciar o parar campañas de desprestigio. Que esa estructura de funcionamiento consistía en que el dinero se ingresara a través de la contratación de publicidad en su revista y que organizaba, para incrementar su influencia, seminarios o congresillos a los que iban como conferenciantes magistrados y jueces que cobraban pequeños cachés, incluido Federico Trillo. Ese tipo de saraos dudosos se han organizado siempre, por ejemplo, en la FAES de José María Aznar.

Luis Pineda es Luis Pineda y Miguel Bernard es Miguel Bernard, y Miguel Bernard, en su declaración judicial, fue muy rotundo al afirmar que no tenía “nada que ver” con la trama de extorsión de Ausbanc. Nunca exigió dinero para retirar la querella de Nòos: “Nunca he pedido nada a la Casa del Rey, ni a La Caixa ni a nadie para desimputar a la Infanta”.

“Manos Limpias no tiene ni para el alquiler de la sede”

De hecho, Miguel Bernard aseveró ante el juez Pedraz que “Manos Limpias está arruinada, no tiene un duro ni para el alquiler de la sede”. Esa no es la situación lógica si estuviéramos ante una trama corrupta. Lo que vemos en las tramas de corrupción es que tienen cuentas en Suiza o en Panamá, que traen y llevan el dinero, que acumulan propiedades inmobiliarias y que nunca viven de alquiler y menos se las ven y se las desean para pagarlo.

De hecho, el número 2 de La Caixa, Jaume Giró declaró en sede judicial que se reunió tres veces con Miguel Bernard, una de ellas en un almuerzo, y que en ninguna de las tres ocasiones Bernard le pidió dinero y menos aún para exculpar a la Infanta. Y, a pesar de ello, el juez Santiago Pedraz mantiene a Miguel Bernard en prisión, saltándose un principio fundamental como la presunción de inocencia. El abogado de Cristina de Borbón, Miguel Roca quiso reunirse con Miguel Bernard, pero éste lo interpretó como “una trampa” y esa reunión nunca tuvo lugar. ¿Por qué se mantiene, pues, a Bernard en prisión? ¿con qué fundamento jurídico?

Miguel Bernard y Luis Pineda, Manos Limpias y Ausbanc, coincidieron, en 2003, en el “caso Blesa”, ese extraño sumario por el que terminó siendo expulsado de la carrera judicial el juez que mandó a prisión a Miguel Blesa, que había hundido un emporio como Caja Madrid. Sobre Luis Pineda sí hay declaraciones en el sentido de que pedía dinero. Así, Javier López, presidente de Credit Services: 300.000 euros en 2006. O Gonzalo Barettino, subdirector de la Asesoría Jurídica del Banco de Sabadell: que Luis Pineda pidió a la entidad 3 millones de euros.

Manos Limpias, azote de la corrupción

Pero nadie ha dicho nada que establezca sospecha alguna sobre Miguel Bernard, que consiguió situar a Manos Limpias como un azote de la corrupción a través de la acusación particular, rompiendo de esa manera el silencio cómplice y corrupta de una Fiscalía sumisa al poder política y de unos jueces, más lentos que una tortuga cuando se trata de corrupción, cuya carrera depende del favor político del Consejo General del Poder Judicial, en una general degeneración del Estado de Derecho.

A día de hoy, y a la espera de que haya alguna revelación, la detención y encarcelamiento de Miguel Bernard es un crimen de Estado, una operación coordinada de esta mezcolanza de poderes que padecemos para desprestigiarle, hundirle y acabar con Manos Limpias. La UDEF dice que Bernard “era un pelele de Luis Pineda”, pero eso es literatura barata, juicio de intenciones chusco, sin ninguna base jurídica. Todo el entramado del Estado descansa sobre la impunidad de los borbones, constitucional sobre el monarca –y es manifiesto que Juan Carlos de Borbón es uno de los mayores corruptos de la historia de España- y que, durante tiempo, se ha extendido, de facto, a toda su familia. Miguel Bernard rompió esa farsa y puso al sistema en berlina y el sistema ha ido a por él, de manera arbitraria, como si viviéramos bajo una dictadura bananera.

La abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, que parece haber resistido la presión, ha pedido ocho años de cárcel a Cristina de Borbón. La prisión de Bernard parece, a todas luces, un ajuste de cuentas de los borbones –identificados con el Estado-, con el juez Santiago Pedraz por medio; ese juez al que Bernard calificaba, en la intimidad de unas conversaciones telefónicas intervenidas, como “un hijo de puta”.