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Albert Rivera no se deja fotografiar con feos, gordos y discapacitados

Redacción




Albert Rivera y Begoña Villacís: Ciudadanos, el partido de los metrosexuales. /Foto: gettyimages.es
Albert Rivera y Begoña Villacís: Ciudadanos, el partido de los metrosexuales. /Foto: gettyimages.es

Miguel Sempere

Albert Rivera cuida la imagen en niveles eugenésicos. El líder de Ciudadanos no se deja fotografiar con feos, gordos y discapacitados. Las primarias han sido arrumbadas como bandera por el pase de modelos metrosexual: si se responde a ciertos canones de belleza o estilo se suman puntos para entrar en la lista de manera digital.

Evitar que Albert Rivera sea fotografiado junto a quien, por su aspecto, pueda desmerecer del nadador verborrágico es una obsesión de su equipo. La anécdota que se ha ido convirtiendo en categoría y en protocolo. “Mira, Carlos, si van a hacer fotos, no es por menospreciar a nadie, pero le podrías decir a ese chico, al gordito, que se cambie de sitio…es que no me transmite buenas sensaciones”. Eso fue lo que le susurró un miembro del equipo de Albert Rivera a Carlos Delgado, portavoz de Unión por Leganés-ULEG, el 1 de marzo de 2013, durante la fiesta de entrega de los I Premios “Marcelino López Fernández” a los Independientes del Año.

Cuenta Carlos Delgado: “además de llegar una vez más tarde, casi una hora, parece que Albert no quería que estuviera a su lado un compañero con diversidad funcional de nuestra formación. Me quedé frío y no supe ni qué hacer. Por suerte o por desgracia no se subió a hacerse el retrato de familia final porque quería estar al lado de los reporteros gráficos inmortalizando él mismo el momento con una fotografía. Me sentí mal, si hubiera subido al escenario, lo mismo me piden mandarlo a la otra punta de la tarima de los premiados a lo que, por supuesto, me habría negado. Nada justifica faltarle al respeto a uno de nuestros más esforzados militantes de los independientes de Leganés”.

La existencia de canones internos exigidos a los candidatos es un comentario generalizado en muchos exmilitantes del CDS, arrumbados en su momento de las primarias que, propiamente nunca han existido, y que han terminado por ser literalmente eliminadas.

Si eres feo, no vas en la lista

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Carlos Delgado, que fue aliado de Ciudadanos en las últimas europeas y que lo ha tratado con frecuencia, en su libro “Albert Rivera es un lagarto de V” habla de “fijación de Albert Rivera y los suyos por la imagen. No en vano en las elecciones, en las elecciones regionales o municipales de 2015 destronó a numerosos números uno de las listas de Ciudadanos en pueblos, ciudades, capitales y regiones por no dar con su modelo de perfil fisiológico. Esa forma de valorar a las personas y de actuar después marginando de la foto al diferente, al alejado de los canones de beldad de moda, es toda una muestra de la nula empatía de quienes dirigen al partido catalán”.

Jaime Trabuchelli, que fue coordinador municipal de Ciudadanos y que optaba a ser candidato al Ayuntamiento de Madrid, fue descabalgado, en una tortuosa y tenebrosa operación interna de acoso y derribo, “dada la superioridad mediática e intelectual de Begoña Villacís”, a la que Albert Rivera había conocido en una tertulia televisiva. Ese Albert Rivera al que Trabuchelli define como un personaje ensoberbecido al que “la lluvia de elogios le hicieron perder el sentido de la realidad. Sí, esa realidad que se extiende desde los atriles y las tribunas hasta los ciudadanos a los que dices representar. Nada nuevo por otro lado, aunque ciertamente parecía otra cosa al principio”.