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Las dos Austrias: Viena y el resto

Redacción




Miguel Sempere

El 22 de mayo, el “verde” Alexander Van der Bellen, ganó las elecciones a la presidencia de Austria por la escasa diferencia de 30.000 votos a Norbert Hofer, del FPO. Fue preciso el detenido recuento de los votos por correo el día 23, porque en el voto directo en urna, Hofer había ganado con 140.000 votos de diferencia.

Por los lujosos despachos de los eurócratas de Bruselas y por las redacciones de los medios de la casta se escuchó una respiración aliviada y luego de nuevo la entrecortada y fatigosa de la jornada anterior. Y ahora ¿qué? ¿Ha despertado Europa justo a tiempo, en el último minuto, para frenar a la extremaderecha? O, más bien, ¿se trata de una victoria pírrica de un candidato gris ayudado con desgastante esfuerzo que aventura el acceso a la cancillería del dirigente del GPO, Heinz Christien Strache?

Los trabajadores votaron a Hofer

Porque los datos entrañan algunas lecturas tan inquietantes como esclarecedoras. Austria se ha polarizado. Hay dos Austrias. Incluso, más allá, están Viena y el resto. En Viena, Hofer y el FPO obtuvieron el 37% de los votos, mientras el candidato verde, el hombre del sistema, alcanzó el 63%. “Todos los refugiados a Viena”, se repitió en las redes sociales. El 86% de los trabajadores austriacos votaron por Hofer. Por primera vez, ni socialdemócratas –en grave crisis- ni conservadores –SPO y OVD- han tenido mucho que decir en unas elecciones que siempre habían sido cosa de dos, de ellos. Han tenido que movilizarse con sordina a favor del “verde”, como han hecho todos los medios de comunicación públicos y privados, en histérica zarabanda aventando el peligro nazi. Lo mismo han hecho los hombres de la cultura.

Para algunos observadores, este orden cerrado de la casta austriaca ha ofrecido un espectáculo desmerecido, que puede pasarle factura en el futuro. Socialdemócratas y democristianos se han visto sorprendidos por la gran cantidad de austriacos que les dieron la espalda en la primera vuelta y por el número destacado de los que no han seguido sus consignas en la segunda, permitiendo al FPO romper todos los techos previsibles. Puede que el FPO haya llegado a lo más alto y haya reflujo, pero puede también que un sistema desacreditado se haya calcinado y haya abierto la senda para que Strache acceda en el futuro a la Cancillería, el auténtico poder de Austria.